Las revisiones a la alza del crecimiento económico para México en 2023, que ya superan la tasa de 3%, no son una casualidad, ya que están en línea con el ciclo político-sexenal del país, que se caracteriza por un optimista y “expansivo” cierre de administración, advierte Moody’s Analytics.

En las últimas seis administraciones federales, México ha visto un ciclo que se caracteriza por un auge económico en el último año de gobierno, motivado por los esfuerzos del equipo en turno para concluir con sus proyectos y también por la derrama económica que generan las campañas electorales.

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Este es el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya gestión se encuentra en la recta final de su sexenio, ante las elecciones presidenciales de 2024, y que por este motivo le ha dado celeridad a la conclusión de sus obras de infraestructura como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).

Pero en cuanto acaban las elecciones y el nuevo gobierno inaugura su administración sobreviene una etapa de contracción económica, porque el equipo entrante tiene que tomar las riendas de la gestión pública y preparar su programa de trabajo. 

Además, se agrega la incertidumbre de los actores económicos, sobre quiénes integrarán el nuevo gabinete y cuáles serán sus proyectos en el sexenio, por lo que frenan sus proyectos de inversión, consideró el reporte de Moody’s Analytics, cuyo autor es Alfredo Coutiño, director de la compañía en América Latina.

“La economía experimentará un repunte durante la primera mitad  de 2024. Sin embargo, este estímulo en el gasto se desvanecerá una vez pasadas las elecciones, pero también por el típico cierre del presupuesto federal ante la terminación del periodo de gobierno”, consideró Coutiño en su reporte.

Cuando la nueva administración de quien gane las elecciones de 2024 asuma el poder, una de la primeras reacciones será una desaceleración del gasto en la inversión pública, lo cual inevitablemente también disminuye el ritmo de crecimiento económico del país.

De esta manera, lo que veremos los mexicanos en el siguiente sexenio será una “desaceleración económica a lo lago de la primera mitad del primer año del nuevo gobierno, lo cual en esta ocasión correrá del cuarto trimestre de 2024 al primer trimestre de 2025”, refirió el reporte.

Ahora “la magnitud de dicha desaceleración que afectará el inicio de 2025 dependerá del grado de certidumbre en torno al programa económico del nuevo gobierno y de la confianza que se tenga en el nuevo equipo económico”, observó Coutiño.

Si bien lo que se avecina para México en el próximo año será congruente con el comportamiento de los últimos seis sexenios, la transición de López Obrador con su sucesor tendrá un ingrediente distinto y que tiene que ver con las fechas de toma de posesión.

Tradicionalmente, los presidentes de México tomaban posesión del poder el 1 de diciembre, pero con la reforma política que se hizo en el sexenio pasado, quien resulte ganador en 2024, entrará en funciones en el mes de octubre.

De esta manera, el hecho de que se adelante la sucesión unos meses también moverá los tiempos de los efectos que tendrá la transición en el ciclo económico del país, por lo que “la desaceleración en 2025 podría no ser tan pronunciada”, concluyó Alfredo Coutiño.

GC