A pesar de los avances en materia de inclusión financiera, todavía persisten mexicanos fuera del sistema bancario, ya que solo 24.8% de la población utiliza medios formales de ahorro.

Lo anterior es un indicio de que los mexicanos todavía acuden con frecuencia a mecanismos informales para guardar dinero o bien carecen del hábito del ahorro, refiere el estudio “Entendimiento de las decisiones de ahorro de los consumidores mexicanos”, presentado hoy por el banco Sabadell y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

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El estudio sostiene que entre más capacidad de ahorro tenga la población, su bienestar financiero es más sólido. Actualmente, 16% de las personas con bajo bienestar financiero ahorra dinero; mientras que 63% de las personas que tiene mejor bienestar financiero sí ahorra una parte de sus ingresos.

Desde una perspectiva de nivel socio-económico, cerca de 47% de los mexicanos de mayores ingresos —clasificados como nivel A y B— ahorran a través de productos financieros formales, en tanto que solo 8% de los individuos de más bajos recursos —clasificados en el nivel E— hace el esfuerzo de guardar dinero.

Contra la recomendación generalizada de generar un ahorro equivalente a cuando menos tres meses de ingresos, solo 11% de los mexicanos ha cumplido con este hábito.

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Visto por nivel socio-económico, se advierte que 18% de los mexicanos de más altos ingresos posee ese ahorro de tres meses de ingresos, en tanto que solo 5% de los mexicanos de bajos ingresos tiene esa capacidad de ahorro.

El estudio destaca que las mujeres no son buenas para apartar dinero de su sueldo, debido a que 60% tiene un “guardadito” menor a una quincena de ingresos.

“El ahorro es percibido como esencial para garantizar estabilidad y enfrentar imprevistos. Sin embargo, barreras emocionales y sociales —como la presión por mantener un determinado estilo de vida o la ansiedad frente a compromisos financieros— dificultan su práctica”, refiere el estudio.

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Sin embargo, las necesidades económicas de la población mexicana la obligan a buscar formas de ahorro para cumplir con metas a corto y largo plazos, una situación que puede aprovechar el sector financiero para captar nuevos clientes.

Algunas familias tienen la inquietud de crear un fondo para financiar los estudios de sus hijos, para adquirir una vivienda o un vehículo o bien para instalar un negocio propio, lo que constituye una oportunidad para adquirir un producto financiero especializado.

Asimismo, la adopción de nuevas tecnologías influye en los hábitos de ahorro, ya que los jóvenes se inclinan por plataformas digitales, aunque los adultos mayores prefieren los métodos tradicionales, de manera que los bancos y las instituciones no bancarias tendrán que encontrar la manera de acercarse a estos segmentos con servicios atractivos.

GC