CIBanco prevé que el Paquete Económico 2025, que el gobierno federal presentará el próximo viernes, no será muy distinto al de otros años en el sentido de que se le dará el beneficio de la duda sobre el cumplimiento de las metas de recaudación y gasto público, así como del cuadro macroeconómico que lo sustente.

En un análisis, la institución financiera retomó que, en los últimos 20 años, previos al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), México se comprometió “con éxito” a mantener unas finanzas públicas sanas, con lo que las métricas de balance público y deuda como porcentaje del PIB se mantuvieron en niveles manejables, propios de una economía con grado de inversión.

No obstante, acentuó CIBanco, los últimos tres años de la administración de AMLO se caracterizaron por un creciente desequilibrio fiscal, con fuertes incrementos en gasto en proyectos que generan todavía cierta incertidumbre sobre su viabilidad y productividad”.

Considerando lo anterior, el banco mencionó que no será una tarea fácil cumplir la intención de la presidenta Claudia Sheinbaum de confeccionar un Paquete Económico 2025 responsable, que atienda en mayor medida la preocupación de evitar que el déficit público se mantenga en niveles altos (cerrará este año alrededor del 6.0% del PIB) y que la trayectoria de la deuda como porcentaje del PIB sea descendente en el mediano plazo.

Según la mandataria, el Paquete Económico 2025 contempla la reducción del déficit, al mismo tiempo que se mantienen los programas sociales y se fortalece la inversión en el país.

Reducciones en las métricas de balance público, en un escenario de menor crecimiento económico, sin aumento de impuestos y con mayores compromisos de programas sociales, implicaría la contracción muy fuerte del gasto público. Esto contribuiría a enturbiar aún más las débiles perspectivas económicas para 2025, lo que generaría un círculo vicioso de menor crecimiento, menor recaudación, mayor desbalance público”, alertó CIBanco.

En un análisis, la institución financiera resaltó que la política fiscal de ingresos, gasto y deuda del sector público federal depende de la dinámica de diversas variables económicas y financieras que afectan los ingresos y/o gastos del Gobierno, como el PIB, el tipo de cambio, el precio de la mezcla mexicana de petróleo, los niveles de tasa de interés.

Por ello, “se requiere que en la medida de lo posible, Hacienda realice estimaciones lo más precisas de estas variables, ya que desviaciones importantes pueden generar desequilibrios, afectando su planeación y su capacidad para cumplir con sus metas”.

No será una tarea fácil lograr el equilibrio perfecto, entre un paquete económico que regrese la prudencia y solidez de las finanzas públicas y que no represente fuertes riesgos de ralentización económica”.

En este contexto, dijo, el Paquete permitirá evaluar el riesgo de recesión en México que podría generarse al conjugarse un menor gasto público, con una moderación en el desempeño de la economía estadounidense y la incertidumbre en torno a las reformas constitucionales (además de la Judicial también es probable que en diciembre se apruebe la eliminación de órganos autónomos).

Igualmente, será determinante la respuesta de las agencias calificadoras sobre sí suena creíble o no lo propuesto, en particular la trayectoria de la deuda pública, sobre todo ahora con el cambio de régimen de Pemex y CFE que vuelven a ser empresas públicas.

En nuestro escenario base el Paquete no será muy distinto al de otros años, en el sentido de que se le dará el beneficio de la duda sobre el cumplimiento de las metas de recaudación y gasto público, así como del cuadro macroeconómico que lo sustente”, mencionó CIBanco, que insistió en que existe la preocupación de que no se cumpla con la promesa de reducir el déficit fiscal a niveles cercanos a la mitad de lo que cerrará el 2024.

Al respecto, apuntó que es probable que no haya recortes al gasto y, en caso de presentarse, serían modestos, por lo que “existe la posibilidad de que no se plantee una reducción del déficit y que no se cumpla con lo que prometieron”.

Es muy difícil pensar en la idea de que el incremento del gasto público y de endeudamiento en estos tres últimos años, particularmente en 2024 sería un fenómeno transitorio, como lo mencionó la administración de AMLO.

La evidencia empírica a nivel global es que el gasto público, especialmente el destinado a programas sociales, subsidios o todo vinculado a crear “derechos” son casi imposibles de revertir”.

A pesar de ello, agregó CIBanco, el Gobierno de México aún tiene margen para manejar el déficit en los niveles históricos en los que se encuentra, así como los niveles de deuda, por lo que el incumplimiento del recorte de las métricas de déficit público no implica que el país vaya a entrar en una crisis de finanzas públicas en 2025.

Incluso, para economías con el mismo grado de calificación de deuda soberana, México reporta mejores valores de balance público. El problema radica en qué pasará en los futuros años. Adquirir el incentivo para conseguir una adecuada consolidación fiscal será más complejo”, concluyó.

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