“Tenemos puertos que tienen en menos de 20 años, ocho o 10 programas maestros de desarrollo, cada responsable que llega al puerto tiene su propia visión y los traslada a estos instrumentos rectores de la planeación, con las consecuencias negativas que tienen para la inversión privada”, señaló.Comentó que actualmente existen 42 proyectos gubernamentales que se deben terminar entre 2017 y 2018, con un monto de inversión de 3,500 millones de pesos, mientras que la iniciativa privada contempla realizar 34 por más de 13,000 millones de pesos de inversión, en el mismo periodo.
“Está falta de planeación o planeación deficiente no nos va a preocupar cuando tenemos este nivel de apuesta en los puertos”, expuso.Jaime Aguilar sostuvo que ante una mala planeación se han dado casos en los que se compite potencialmente con los propios clientes, porque se le da preferencia a la inversión en infraestructura, “aunque existan inversiones privadas ya ejecutadas y no alcancen aún sus retornos de inversión al tener porcentajes bajos en términos de tiempo de operación”. Mencionó como ejemplo el puerto de Lázaro Cárdenas donde existen dos grandes terminales con inversiones, una de ellas por 900 millones de dólares, y que ahora va a tener que repartir 40 por ciento de su carga que estaba operando al vecino.
“No es carga nueva porque es un tema de economía, siendo la misma, el gobierno está propiciando más creación de infraestructura y lo que estamos viendo como consecuencia y lo tenemos muy observado por lo menos en puertos, es que mayor infraestructura no significa mayor desarrollo, estamos viendo un fenómeno a la inversa, de depredación, de concentraciones y de encarecimiento de los puertos”, añadió.Agregó que de acuerdo con un estudio, la capacidad instalada actual es suficiente para atender el manejo de carga, pero sí se busca tener infraestructura adicional para manejar esa misma carga “ya tenemos un problema, hay más jugadores para manejar lo mismo y eso va a desequilibrar muchas cosas en el mercado”.