Moody’s señaló que, derivado de la pandemia del Covid-19, en 2020, el gasto en salud pública en los estados del país aumentó significativamente, lo que incrementó su presión financiera, en un momento en el que muchos gobiernos locales y regionales también enfrentaban una disminución o un estancamiento de sus ingresos.

En el informe “La salud pública se convierte en un importante motor de gasto en algunos estados ante la actual pandemia”, la agencia precisó que los estados que califica aumentaron el gasto no etiquetado en salud pública, financiado con transferencias no etiquetadas e ingresos propios, en 15% en 2020, superando “ampliamente” el crecimiento promedio de 3.2% del gasto operativo total.

“Algunos estados tuvieron un aumento mucho mayor del gasto no etiquetado en salud pública y, en algunos casos, fue de más del doble que el año anterior, lo que refleja una presión para responder a la pandemia a nivel regional”, puntualizó.

De esta manera, dijo Moody’s, el gasto en salud pública entre los estados calificados se convirtió en uno de los motores principales de la ampliación del déficit operativo el año pasado, junto con la extensión de los subsidios y las exenciones tributarias en un esfuerzo por apoyar a las economías regionales”.

Para este año, la calificadora advirtió que aunque los estados calificados han presupuestado recortes en el gasto sanitario en general, la velocidad en la tasa de vacunación y las nuevas cepas del Covid-19 podrían llevarlos a incrementar nuevamente el gasto.

El riesgo se añade al hecho de que no recibieron transferencias federales extraordinarias significativas para cubrir los gastos relacionados con la pandemia en 2020, sino que el gobierno federal aumentó directamente el gasto de la Secretaría de Salud en 26%.

Por lo anterior, “muchos gobiernos regionales respondieron con iniciativas propias dirigidas por los estados, con impactos diferentes sobre las finanzas públicas”.

“Nuevo León, por ejemplo, aumentó su gasto no etiquetado en salud pública en 108% en 2020, y Tlaxcala lo hizo en 114%.

“Otros estados como Veracruz y Oaxaca redujeron el gasto no etiquetado en salud de la administración central en 2020, aunque estos recortes fueron compensados en cierto modo por un aumento del etiquetado, financiado con transferencias etiquetadas”, acentuó Moody’s.

Respecto a las nuevas cepas del virus, la calificadora abundó que, en general, la presión sobre el gasto en salud pública debería ser menor este año respecto al pasado, dado que el presupuesto de salud en general de los estados -incluyendo gastos etiquetados y no etiquetados- se ha reducido en 6%.

“Estimamos una mediana de 1.2% del superávit operativo entre los estados calificados en 2021, aunque persisten riesgos a la baja. Nuevas olas de contagio podrían provocar un resurgimiento de la presión del gasto en salud pública similar a lo observado en 2020 y debilitar nuevamente los balances operativos brutos”, concluyó la agencia.

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