La economía digital resultó un arma de doble filo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó el martes un reporte acerca de la economía digital. El documento subraya las bondades de estas nuevas modalidades de trabajo, caracterizadas por una mayor independencia o relaciones más laxas con los empleadores, pero también hace hincapié en los problemas que han surgido de la llamada gig economy.

Uno de los principales beneficios de la economía digital han sido las nuevas oportunidades. Plataformas de servicios de transporte (Uber, Didi, Beat), de servicio a domicilio (Rappi, Uber Eats, SinDelantal) han abierto las puertas al mundo laboral a mujeres, jóvenes, personas con discapacidades y a otros grupos que suelen ser colocados en el margen del mercado laboral.

Sin embargo, la precariedad sigue siendo un problema mayúsculo. Aunque el trabajo abunda, es común que sea mal remunerado, sin prestaciones y sin beneficios, lo cual deja a los participantes de esta economía expuestos a problemas que no suelen aquejar a trabajadores con un mayor grado de formalidad en sus contratos.

“Las condiciones laborales en general vienen determinadas por los términos del contrato de servicios, que suelen definirse unilateralmente. Cada vez es más frecuente que las tareas de asignar y evaluar el trabajo, y de gestionar y supervisar a los trabajadores dependan de algoritmos, y no de seres humanos”, se lee en el reporte de la OIT.

No son pocos los problemas que enfrentan los trabajadores de la economía digital. Las horas de jornadas de trabajo suelen ser prolongadas, con horas imprevisibles. Según los datos de la OIT, la mitad de los trabajadores en la gig economy ganan apenas 2 dólares la hora.

Por lo mismo, el reporte recomienda a los trabajadores conocer sus derechos fundamentales como independientes y exigir que se cumplan estos derechos.

Para las empresas también existen problemas. La competencia desleal, la fijación de precios y la falta de transparencia sobre los datos son un problema para las compañías que se adentran en esta economía.

En el caso de las empresas más pequeñas, el financiamiento y la infraestructura digital son los principales obstáculos.

A lo anterior se añade la brecha digital a nivel global. Tan sólo China y Estados Unidos acumulan 70% de las inversiones en plataformas digitales. América del Norte, Asia y Europa concentran más de 90% de estas inversiones.

“Los problemas nuevos que plantean deben solucionarse mediante el diálogo social internacional a fin de que los trabajadores, los empleadores y los gobiernos puedan beneficiarse plenamente y por igual de estos avances”, apunta el reporte.

Para solucionar los aspectos más precarios de la economía digital, la OIT recomendó:

  • Un diálogo internacional para regular mejor las plataformas digitales de trabajo
  • Clasificar correctamente la situación laboral de estos trabajadores
  • Transparencia y rendición de cuentas sobre el uso de algoritmos
  • Derecho a la negociación colectiva
  • Acceso a prestaciones para los trabajadores de plataformas digitales, y también a tribunales de jurisdicción local

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