El reciente decreto del gobierno mexicano sobre el glifosato y el maíz genéticamente modificado o transgénico no constituye una solución que permita conciliar las diferencias entre México y Estados Unidos en materia del comercio del maíz entre ambos países.
Tom Vilasck, secretario de Agricultura de Estados Unidos, ratificó la “decepción” del gobierno norteamericano respecto al contenido del mencionado decreto, al considerar que “no es una situación que lleve a un punto de acuerdo”, según un reporte publicado hoy por la agencia Reuters.
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El funcionario estadounidense hizo estos comentarios en el contexto de una conferencia, en la cual también compartió que, en breve, el gobierno norteamericano iniciará un proceso de pláticas con sus contrapartes de México, en aras de destrabar el diferendo.
Esta labor estará a cargo de la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, que encabeza la embajadora Katherine Tai.
Pero si en esta nueva oportunidad no fuera posible alcanzar acuerdos, entonces el gobierno norteamericano abrirá una controversia comercial contra México, conforme a las reglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), agregó el reporte que atribuye el comentario a Tom Vilsack.
El pasado 13 de febrero, el gobierno mexicano publicó un decreto en el Diario Oficial de la Federación (DOF) que prohíbe la importación, producción, distribución y utilización del glifosato –un conocido herbicida— en los cultivos del país, además de que acepta una apertura parcial a la importación, producción, liberación al ambiente y uso del maíz genéticamente modificado.
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La publicación sustituyó un decreto anterior, de diciembre de 2020, que era más estricto.
El nuevo decreto aclara que estará permitido el consumo del maíz genéticamente modificado o transgénico –como también lo menciona el gobierno federal— para alimentación animal y usos industriales, pero lo prohíbe para el consumo humano directo, a través de la cadena de la masa, harina y tortilla. Este trato diferenciado es lo que despertó la inconformidad en Estados Unidos.
El gobierno mexicano argumentó que el impedimento sobre el uso y consumo del maíz pretende cuidar la salud de la población y preservar las especies nativas del grano.
Después de la publicación de las nuevas disposiciones en materia de glifosato y maíz genéticamente modificado, Tom Vilsack expresó su “decepción” e insistió en la pertinencia de formular políticas públicas de alimentación con base en criterios científicos.
Asimismo, la Asociación Nacional de Productores de Maíz de Estados Unidos (NCGA) reaccionó en contra del decreto, al considerar que el gobierno mexicano “redobló” sus puntos de vista sobre el maíz genéticamente modificado y exigió que se abriera un procedimiento de queja contra México.

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En los últimos meses, los gobiernos de México y Estados Unidos habían mantenido reuniones para abordar el asunto del maíz, pero en aras de alcanzar una solución concreta, los norteamericanos establecieron un plazo a las autoridades mexicanas –con vencimiento el 14 de febrero pasado— para que presentaran pruebas científicas que pudieran demostrar los riesgos para la salud humana por el consumo de maíz genéticamente modificado.
Sin embargo, la respuesta del gobierno mexicano consistió en la publicación de su nuevo decreto. (Con información de Reuters)
GC