México ha logrado sobrevivir a la crisis económica provocada por la pandemia del Covid-19, gracias a su fortaleza macroeconómica, el impacto indirecto de los estímulos económicos de Estados Unidos, así como por el comercio exterior; sin embargo, la actual crisis debilitará las capacidades de crecimiento de largo plazo y de generación de empleos del país.

Quien hace esta advertencia es Joel Virgen Rojano, fundador y líder de la plataforma de análisis independiente Out of the Box Economics, al mencionar como antecedente las crisis económicas de los años 1994-1995, llamada la “crisis del tequila”, y de 2009, la “crisis de las hipotecas” que comenzó en Estados Unidos.

“En los últimos 25 años, las crisis mayores en México han erosionado la capacidad de crecimiento del país, porque en el camino se destruyeron capacidades de crecimiento y de generación de empleos”, comenta el experto en entrevista.

Con cadenas globales de valor que están en proceso de reestructurarse, medidas de proteccionismo económico que persisten en diferentes partes del mundo, la transformación tecnológica en varias ramas industriales, una industria turística que está sujeta a restricciones a la movilidad por la pandemia del Covid-19, no queda claro de qué manera México se adaptará al nuevo contexto mundial y con qué elementos cuenta para aprovechar las oportunidades.

“Las condiciones están puestas para que el potencial de crecimiento de nuestra economía sea más bajo en los años siguientes, pero no por razones de política económica interna –que sí tiene sus retos— sino por el mismo choque económico”, añade Virgen Rojano.

Contrario a lo que han hecho varios países del mundo, principalmente los más desarrollados, el gobierno mexicano no formuló esquemas de apoyo o de rescate para las actividades productivas más golpeadas por la pandemia del Covid-19 ni para las pequeñas y medianas empresas (pyme).

Pero a decir del experto, esta decisión tendrá repercusiones en el desarrollo económico de largo plazo. “Fuimos de las pocas economías que no pusimos a nivel de gobierno una red de protección al desplome y eso afectará al crecimiento a largo plazo”, advierte Joel Virgen.

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La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador dio preferencia a la utilización de los recursos públicos para construir los proyectos estrella de su gestión, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya.

Como han manifestado representantes del sector privado, Joel Virgen coincide en que el presupuesto destinado a esos proyectos pudo ocuparse en un eventual programa de estímulo económico ante la crisis y explica sus razones.

“Los análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI) de los últimos 20 años indican que el multiplicador fiscal de México, es decir la capacidad de poner un peso que genere una ganancia es de cero; este no es un país en el que la inversión pública termine redituando”, lamenta el experto.

Refiere que, por experiencias del pasado, varios de estos grandes proyectos de gobierno “tienen motivaciones políticas, electorales, político-electorales a nivel regional y no necesariamente tienen atrás un análisis formal, estricto, con tasas de retorno sociales y económicas positivas”.

En este sentido, Joel Virgen propone que, más allá de quien gobierne el país en adelante –ya sea del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) o de cualquier otro partido—, los mexicanos deben exigir que el multiplicador fiscal de los proyectos de obra pública o programas de gobierno sea positivo, que reditúen en lo económico y lo social.

GC