El consumo privado aumentó 0.06% con respecto a mayo pasado, en términos reales, después de haber caído por dos meses consecutivos (-1.00% en abril y -0.46% en mayo), según cifras ajustadas por estacionalidad.
Cabe mencionar que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revisó a la baja el dato de mayo, de -0.37% a -0.46 por ciento.
Lo anterior acentúa “el desempeño negativo del consumo privado de México al cierre del primer semestre”, destacó Banco BASE.
Por componente, en el sexto mes del año, y con datos ajustados por estacionalidad, el consumo de bienes y servicios de origen nacional registró un alza de 0.35%, que representa su segundo mes consecutivo de avance.
En tanto, el consumo de bienes de origen importado cayó 1.22%, con lo que hiló tres meses seguidos de caídas.
A tasa anual y con series desestacionalizadas, el consumo privado creció 2.46% en junio, que es su menor dinamismo desde enero de este año, cuando sólo avanzó 1.98%. Previo a esta fecha, es el crecimiento más bajo desde marzo del 2021 (2.21%).
A su interior, el gasto en bienes de origen importado subió 10.1% y en bienes y servicios nacionales, 1.4% (el de bienes incrementó 2.0 % y el de servicios, 0.8%).
“La cifra de junio pone en evidencia la desaceleración en el consumo, ya que ahora suman tres meses consecutivos en los que el consumo se desacelera, pues en marzo, abril y mayo, se observaron crecimientos anuales de 5.79%, 3.21% y 2.64%, respectivamente”, resaltó Banco BASE.
De esta forma, en el primer semestre del año, el consumo acumuló un crecimiento anual de 3.41%, ubicándose por debajo de los crecimientos observados para el mismo periodo, pero del 2022 y 2023 de 5.62% y 5.07%, respectivamente.
De acuerdo con Banco BASE, el desempeño del consumo en México continúa presentando riesgos, destacando la incertidumbre del nuevo gobierno en México y las consecuencias de que se apruebe la reforma al Poder Judicial.
También le podrían impactar las próximas elecciones en Estados Unidos, la depreciación del peso, el alto porcentaje de cartera vencida en los créditos al consumo, altas tasas de interés, la reducción del gasto público en 2025 y la desaceleración económica que suele observarse al comienzo de cada sexenio.
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