En sus previsiones para 2024, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que la economía de América Latina crecerá 1.6%, mientras que México avanzará a una tasa de 2.1%.
Lo anterior supone un proceso de desaceleración económica, después de que la región cerró 2023 con un crecimiento de 2.1%, mientras que México logró repuntar 3.1%.
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Sin embargo, el BID prevé un panorama más favorable en 2025, cuando la economía regional repuntará a una tasa de 2%.
El comportamiento de economía de América Latina, México incluido, reflejó una reducción de la inflación en 2023, gracias a las políticas monetarias restrictivas que hicieron bajar el nivel general de precios, aunque con resistencias.
El BID reconoció que las economías latinoamericanas elevaron de manera oportuna sus tasas de referencia, lo que les permitió tener una tasa más alta que la de los países desarrollados y evitar fugas de capitales que desestabilizaran sus flujos de inversión financiera.
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No obstante, el mundo se prepara para una etapa económica diferente, que estará marcada por la flexibilización de las políticas monetarias, principalmente en los países desarrollados, lo que puede provocar movimientos de capitales a nivel internacional.
En este sentido, el BID recomendó a los países latinoamericanos estar atentos a los movimientos que haga el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), antes de tomar decisiones sobre el recorte de sus propias tasas de referencia.
Asimismo, los conflictos geopolíticos que siguen activos entre Rusia y Ucrania e Israel y Palestina pueden provocar en 2024 cambios abruptos en los precios de las materias primas, una situación que no pueden descartar varios países latinoamericanos, cuyas ventas externas están concentradas en granos y metales, entre otros bienes, como Argentina, Brasil y Chile.
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El BID también advirtió que los países de destino de las exportaciones de la región latinoamericana –China, Estados Unidos y los países europeos— enfrentarán una desaceleración económica, a consecuencia de las políticas monetarias restrictivas para hacer bajar la inflación, lo cual también tendrá repercusiones en su demanda de productos importados, algo que notarán los países que les proveen de diversas mercancías.
Sobre México, el BID mejoró en sus previsiones la expectativa de crecimiento de 1.8% a 2.1% en 2024, derivado de las operaciones del comercio exterior —especialmente en la primera parte del año— y también por la atracción de la inversión extranjera directa, a raíz del proceso internacional de relocalización de empresas o “nearshoring”.
No obstante, dicha tasa de crecimiento igualmente implicará una desaceleración económica respecto a 2023.
GC