La participación mayoritaria “temporal” que asumió el gobierno federal en la empresa de telecomunicaciones Altán Redes es “positivo” para la banca de desarrollo; sin embargo, ésta aumentó su exposición en un negocio que debe mostrar su viabilidad en el largo plazo, consideró Moody’s.

“Con la nueva estructura, la banca de desarrollo aumenta su exposición a una entidad emproblemada”, señaló la calificadora.

El 10 de junio, Altán Redes, empresa mexicana responsable de diseñar, desplegar, operar y comercializar la Red Compartida de Internet, alcanzó un acuerdo con sus acreedores para financiar poco más de 388 millones de dólares dentro del marco del Concurso Mercantil al que se encuentra sujeta.

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La banca de desarrollo mexicana, especialmente Bancomext, Banobras y Nacional Financiera (Nafin), aportará 41 por ciento del monto.

Los recursos obtenidos a través de un crédito DIP ( se otorga a las empresas para revertir su curso, reestructurar sus finanzas y recuperarse de la crisis) dan la posibilidad de que en el mediano y largo plazo la banca de desarrollo recupere los recursos que ya tenía en este proyecto y que eran incobrables por la quiebra en la que cayó la firma de telecom.

“El notorio deterioro en la calidad de activos de Bancomext, Banobras y Nafin a finales de 2021 se explica, en gran parte, por la exposición a Altán Redes”, señaló Moody’s.

La calificadora señaló que “en el mediano y largo plazos, el impacto en el crédito para los tres bancos dependerá de qué tan eficiente es la gestión del gobierno mexicano y la viabilidad del negocio de Altán Redes”.    

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FP