¿Es exagerado el optimismo en mercados emergentes?
El optimismo que inunda los mercados emergentes resulta exagerado, no dejando de lado la posibilidad de volver a tener una crisis crediticia
Daniela Blancas, columna 2021
Durante el tercer trimestre del año, las señales de recuperación económica comenzaron a vislumbrarse en la mayoría de las economías del mundo. Conforme los efectos de los estímulos monetarios y fiscales se filtran, el desarrollo de una vacuna avanza y la movilidad se restituye parcialmente, los mercados financieros aceleraron su tendencia positiva. Este optimismo también inundó los mercados emergentes; sin embargo, éstos se enfrentan a una larga y complicada recuperación ante el menor impacto del crecimiento de China, el desencanto con el comercio mundial y el estado fiscal de muchas economías emergentes.
En crisis anteriores, la recuperación económica en China tenía un fuerte impacto en economías emergentes; sin embargo, en el episodio actual, el impacto parece menor. La actual aceleración china se basa en la fuerte inversión en activos fijos, principalmente en bienes raíces, lo que requiere de un alto componente de importación de materiales. Sin embargo, los estímulos al sector comienzan a bajar por temor de las autoridades de crear una burbuja inmobiliaria. Aunado a esto, en la última década, China se ha transformado de ser un país exportador e industrial a uno enfocado en el consumo interno y el sector servicios – el cual es menos intensivo en importaciones. Por lo tanto, las economías más dependientes del sector exportador chino se encuentran más vulnerables a la sustitución de importaciones que este país está llevando a cabo. Aunque el proceso no será rápido ni absoluto, el grado de ayuda que brinde China a los emergentes, será menor.
Asimismo, el panorama se ve ensombrecido por el sentimiento de desglobalización y nacionalismo en el mundo, el cual se profundizó con la pandemia. Existe cierta preferencia por disminuir la dependencia en las cadenas de producción globalizadas e incrementar el rol de la industria local – a pesar de que puede ser ineficiente. Este proceso no es sencillo ni rápido para muchas economías, dadas las rigideces en las estructuras económicas, los acuerdos comerciales, la falta de trabajadores con las nuevas habilidades requeridas o las complicaciones en el marco institucional.
Así, la recuperación económica será lenta y heterogénea. Según las cifras de The Economist, las economías asiáticas serán las primeras en recuperar su nivel de PIB del 2019, hacia finales de 2021, mientras que países como Alemania, EUA y Canadá retornarán a esos niveles hasta la segunda mitad del 2022. Por el contrario, países como Rusia, Sudáfrica y México regresarán hasta finales de 2024 o primera mitad del 2025. Y en particular, en México el nivel del PIB de 2019, no era nada alentador.
El desarrollo de una vacuna ayudará a mitigar la profundidad de la crisis; aunque, la capacidad de despliegue para hacerla generalizada y que la sociedad normalice las actividades en su totalidad, vuelven a ser un obstáculo. El daño económico es de fuertes magnitudes, dejando cicatrices profundas en el mercado laboral, la productividad, la inversión, los niveles de pobreza entre otros. Aunado a esto, previo al covid, muchas economías ya atravesaban dificultades importantes con muy poco espacio para activar un programa fiscal suficiente para mitigar los efectos de la crisis.
Ante este escenario de mediano plazo, el actual optimismo que inunda los mercados emergentes resulta exagerado, no dejando de lado la posibilidad de volver a tener una crisis crediticia promovida por las economías emergentes. La flexibilidad económica y la atracción de inversión extranjera serán fundamentales para poder contener los efectos de la crisis. De frente a una alta competencia entre países emergentes, México resulta ser de los menos favorecidos.
POR Daniela Blancas (@danielovab)
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