La Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (AMEXHI) puso las cartas sobre la mesa en la Convención Nacional Petrolera 2022. Durante este evento, miembros de esta asociación explicaron los avances que la industria ha obtenido a partir de la operación de 110 contratos de exploración y extracción de hidrocarburos. Compartieron, también, los retos y desafíos que observan hacia el futuro.
Después de que los últimos años han resultado especialmente complejos para la industria, no solo por lo que implicó navegar la crisis global de salud sino por lo que ha significado la instrumentación de la política energética del actual gobierno, existía mucho interés por conocer el sentir de las empresas operadoras. Por eso resultó comprensible el énfasis que durante la Convención se le concedió a las cifras, el cual representó un revire elegante e institucional que contribuye a sopesar lo que con frecuencia se dicta desde las conferencias matutinas de Palacio Nacional.
En este sentido, la AMEXHI destacó que del total de contratos que se licitaron en el sexenio pasado, el 80% son de exploración (fase que constituye la base del desarrollo de un campo petrolero). Vale la pena recordar que es en esta etapa donde se seleccionan las zonas en las que se han encontrado evidencias de la existencia de hidrocarburos para, después, analizar la cuenca y determinar la cantidad de petróleo que contiene. Todo esto con el propósito de poder empezar a producir hidrocarburos.
No está de más mencionar, en esta misma lógica, que el tiempo que se lleva desde el análisis de la cuenca hasta la producción del primer barril de petróleo del campo puede variar de un año, si se cuenta con instalaciones cercanas, a 10 años, si hay retos tecnológicos asociados con la complejidad del campo en cuestión. Algunos ingenieros de la industria petrolera suelen decir, al respecto, que sacar petróleo es mucho más complejo que aterrizar un cohete en Marte.
La ejecución de los contratos exploratorios, según la AMEXHI, ha dado como resultado que las reservas 1P (probadas), 2P (probadas + probables) y 3P (probadas + probables + posibles) de petróleo crudo equivalente se hayan incrementado, de 2017 a 2021, 6 veces, 7 veces y 5 veces, respectivamente. Este aumento de las reservas contribuye a asegurar la sustentabilidad a largo plazo de la industria de los hidrocarburos en México.
Los resultados en exploración han sido particularmente positivos. Para ponerlo en perspectiva, si las empresas que operan los contratos exploratorios siguieran realizando sus actividades al mismo ritmo al cual están explotando los yacimientos desde 2017, las reservas del país podrían garantizar otros cuatro o cinco años más de extracción petrolera.
Por lo que toca a la producción de hidrocarburos, la AMEXHI reconoció un desfase entre las metas establecidas en 2017 y el volumen que se obtiene actualmente de los contratos de extracción. Las causas de este desfase están asociadas a los eventos ocurridos en los últimos años, principalmente a la destrucción de la demanda petrolera y a la caída de precios del petróleo que generó la pandemia.
Aun así, sobresale la tendencia al alza en la producción de hidrocarburos que aportan los contratos de extracción. De acuerdo con cifras reveladas en la Convención, actualmente la producción de petróleo de los contratos de extracción asciende a 168 mil barriles diarios de petróleo, lo que representa el 10% del total de la producción de petróleo en el país. Para 2022 se prevé que el volumen de petróleo que se origina de estos contratos alcance los 250 mil barriles diarios, equivalente al 20% del total estimado para el cierre de este año.
Estas cifras, merece puntualizarlo, contemplan el volumen de petróleo que Pemex obtiene bajo los contratos de extracción en los que participa. Esta modalidad no tiene que ver con el volumen que obtiene por medio de las asignaciones que recibió de manera directa en 2014 por parte del Estado mexicano.
En la coyuntura actual, marcada por altos precios del petróleo a nivel internacional, algunas voces empiezan a hablar de la necesidad de que las empresas que operan contratos de exploración y extracción de hidrocarburos aumenten sus inversiones para que la plataforma nacional de producción se incremente. Al respecto, es conveniente señalar que la ejecución de los planes de desarrollo de los campos depende de un proceso regulatorio definido por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), el cual está atado a tiempos previamente establecidos. En función de ello, es entendible que no se prevea un incremento inmediato en las inversiones.
La AMEXHI, no obstante, ha aceptado que existe un interés de las empresas operadoras por continuar invirtiendo en el país. En línea con lo anterior, resulta pertinente destacar que no es fácil atraer nuevas inversiones si no hay un mercado creciente. De ahí que sea deseable retomar las rondas petroleras en donde se liciten nuevas áreas.
Por lo demás, debe recordarse que los beneficios que ha generado la industria petrolera tienen mucho que ver con las finanzas públicas. En la Convención, la AMEXHI dio a conocer que en los últimos cinco años las empresas que operan contratos de exploración y extracción de hidrocarburos han transferido más de 4 mil 406 millones de dólares al Fondo Mexicano del Petróleo, lo que fortalece la asignación de recursos para atender las necesidades de México.
Para consolidar estos beneficios en los siguientes años, ya lo ha dicho la AMEXHI, conviene seguir concibiendo a la industria petrolera en México como un generador de valor y no únicamente como generador de renta petrolera. Esto pasa por la necesidad de fortalecer el Estado de Derecho y de instrumentar reglas objetivas que amplíen el bien común bajo parámetros imparciales. En este contexto, la CNH, como regulador de la industria, está llamada a jugar un papel decisivo.
Por Arturo Carranza Guereca
Sígueme en Twitter: @Art_Carranza