En el siglo XXI han dejado de existir las guerras por el petróleo, pero hay una nueva forma de guerra basada en tener acceso a través de países, mares y espacio, para transitar a las materias primas.

El objetivo es generar energía para el crecimiento de una economía que en el futuro contará con alimentos y, en forma paralela, se creará un espacio en el universo para poder vivir.

El mundo fue creado por las personas para establecer límites a cada grupo étnico formado en su origen. Un grupo de una latitud en el globo terráqueo no tendrá la misma preocupación respecto a otro donde existe una situación bélica y donde existe no solo la pérdida de personas, sino el futuro de las nuevas generaciones.

Hoy el pretexto rápido es decir que la guerra es del tipo religiosa, política o que obedece a problemas de muchos años, lo que es absurdo e inverosímil.

En el mundo real todo país o nación tiene una agenda oculta sobre lo que realmente la llevó a invadir, atacar o simplemente defenderse. En la antigüedad nadie podía saber con exactitud esos motivos, pero hoy, ante tanta información, se pueden tener indicios del por qué ocurren las guerras.

La guerra entre Rusia y Ucrania está basada, no en el punto étnico de la región, o en la expansión territorial de la nación más grande. En realidad, Rusia tiene un argumento válido unilateral: necesitaban los territorios del país que invadió (Ucrania), debido a que son un obstáculo para distribuir el gas natural para toda Europa.

La consecuencia de lo anterior fue que el mundo colapsó ante el incremento progresivo del precio del barril de petróleo; para lograr controlarlo tuvo que haber incremento en las tasas de interés, elevando el costo del dinero. Al final, independientemente quién gane o quién se quede lo del otro, el resultado será que alguno de los dos saldrá fortalecido, desde un punto de vista energético y económico.

Ahora bien, hay un segundo ejemplo a considerar como una nueva forma de guerras energéticas: el ataque de Hamás a Israel, donde se confirma que no existe una base religiosa, política o de desavenencia, es simplemente el hecho que hay una necesidad de obstaculizar el avance de una región y que pueda adaptar a los nuevos hechos geopolíticos. Al César, lo que es del César.

Palestina está dividida en dos territorios, siendo el más conflictivo Gaza, con más de un billón de pies cúbicos en reservas de gas natural frente a sus costas. Estos recursos naturales pueden convertirse en una futura fuente de ingresos para la economía palestina.

Israel ha defendido su geografía y está inmerso en una región donde no es querido, pero se ha adaptado, la diplomacia energética actual, y la que es parte de las agendas de cada reunión que se realizan en el mundo, ha dado los primeros pasos para establecer una relación y cambio en el medio oriente, principalmente con Arabia Saudita.

Este último, a raíz de los continuos ataques de Irán (sin ser comprobados en su totalidad) a la infraestructura energética de la empresa Saudi Aramco; ha tenido que entablar comunicaciones con Israel para tener nuevas rutas de logística de su industria de hidrocarburos para el mundo.

Israel no tiene un conflicto religioso; sino un punto de vista estratégico energético mundial al asegurarse de tener un frente de agua que llegue al mar Mediterráneo y que permita el libre tránsito de materias primas y derivados del petróleo para la creación o uso de energía para países en el continente europeo, asiático y americano, ante el incremento de una demanda que hasta el momento no baja, sobre todo de la industria de hidrocarburos.

Hoy Israel tiene el control de la parte norte de Gaza y esto permitirá, por medio de una diplomacia de conveniencia, colocar algún administrador palestino que controle el nuevo territorio y pueda negociar en los mejores términos tener certeza de la seguridad para los posibles ductos de gas natural al Mediterráneo; y mismo tiempo ayudar a Palestina del norte, para explotar los campos de gas sin desarrollar y con esto ser un territorio con crecimiento económico. La apuesta es cambiar la vida de las personas en la región, dejando relegados países como Irán, que dependen de poder exportar crudo, aislados en el futuro energético.

No perdamos el foco, hay destrucción y muerte de seres humanos, lo que ha sucedido a lo largo del planeta desde que fue poblado por las personas, y siempre ha significado una adaptación constante de cómo sobrevivir. Hoy hacerlo depende del dinero, estabilidad, competencia, innovación, adaptación, desarrollo, educación, salud, geográfica, diplomacia política-ambientalista y contar con los recursos para cubrir las necesidades energéticas.

El mundo no quiere guerras, pero los seres humanos no saben cómo convivir para crecer en conjunto, debido a que los estereotipos humanos, acuñados a lo largo de los siglos, han significado estar por arriba de otro para no depender de éste y que con el tiempo no seas absorbido y llegues hasta la sumisión y pérdida de identidad de tu según a la raza que perteneces.

En el siguiente enlace, explicación desde un punto de vista por qué fue el ataque de Hamás a Israel. El primero fue usado para un objetivo de otro, y el segundo es parte de una estrategia mundial planeada con antelación.

Por Ramses Pech – Grupo Caraiva – León & Pech architect

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