Emprendedores sociales comprometidos deben buscar la forma de apoyar a más gente, haciendo rentable el negocio. Los que inician un negocio social lo hacen con amor, con deseos de ayudar a la comunidad, a la sociedad o al medio ambiente, por lo que su mayor preocupación no es generar ganancias, esto, los puede llevar a la quiebra, ya que cualquier negocio para sostenerse, necesita ingresos. Muchos emprendedores sociales apenas logran sobrevivir con donaciones o premios que ganan, pero difícilmente serán recursos suficientes para potenciar el crecimiento de la empresa y así, poder apoyar a más personas, consideró Guillermo Jaime, autor del libro “El Capitalismo Social: la conexión entre la riqueza y la base de la pirámide”.
“Los emprendedores sociales tenemos que buscar ayudar mucho a muchos y la única manera de lograr eso es buscar la escala. Para ello hay que dar el paso de emprendedor a empresario social, buscar la disciplina, el orden, gobierno corporativo y la rentabilidad, que se debe basar en volumen y no en margen de ganancias”, comentó en entrevista con Fortuna y Poder.
Para alcanzar este equilibrio, entre lo social y lo rentable, es necesario poner precios justos a los productos o servicios que ofrezcas aun dentro del sector social que atiendes, ya que si bien no se trata de lucrar y abusar de la población, ellos merecen calidad y pagar lo que se debe.
“Si haces la prueba con un precio de mercado y lo consumen, ese es el precio justo. Entonces sí, lo llevas a la base de la pirámide y les estás entregando un producto o servicio que satisface su necesidad, por un precio justo, porque para ti la ganancia vendrá del volumen, es decir de que muchos lo consuman”.
Otro de los factores que determina la transformación de un emprendimiento social a un negocio social, es el trabajar dentro de la formalidad, esto es tener sueldos justos para tus empleados; tener orden en tu plan de negocios, en tus finanzas, transparencia  en la información, esto, combinado con una buena rentabilidad, hará que el emprendimiento no sólo gane premios, también dinero e inversionistas para crecer.
“No conozco ningún caso donde un inversionista le de dinero a una empresa porque tiene buen corazón. El empresario social necesita demostrar que puede generar retornos”.
Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), revelan que 400 millones de personas en Latinoamérica viven con menos de 10 dólares al día; en México más de la mitad de los habitantes son pobres y al menos 66 millones de personas subsisten con menos de cuatro dólares al día.
“El emprendedor social debe contener un poco su gran corazón, ojo, no perderlo; y hacer todo lo que un emprendedor no social haría para conseguir recursos que les permitan tener un negocio exitoso”.
“Capitalismo Social: la conexión entre la riqueza y la base de la pirámide” es el libro que este año presentó Guillermo Jaime, cuenta en 11 capítulos cuáles son los pasos, los aliados y las oportunidades que existen al atender a la base de la pirámide. Lo narra con base en la experiencia de ser fundador y presidente de Mejoramiento Integral Asistido (MIA) una empresa que se dedica a potencializar los fondos que permiten a personas de escasos recursos acceder a viviendas.
“Generamos un modelo, en el cual de cada peso que gobierno destinó para la vivienda de personas no afiliadas a la seguridad social, lo multiplica al menos dos veces. Cada peso que el gobierno invierte, lo duplicamos a través de diversos mecanismos como son microcréditos, recursos filantrópicos, donaciones, u otros mecanismos, somos un multiplicador”.