El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hizo una evaluación de su propio gobierno. Según su criterio, no ha defraudado a sus votantes.
López Obrador presentó el jueves su décimo informe trimestral, conmemorando los tres años de su victoria en las elecciones presidenciales del 1 de julio de 2018.
El presidente recordó que, en su camino al Congreso, un joven en bicicleta pasó junto a su convoy y le pidió no defraudar a los más de 30 millones de mexicanos que votaron para darle la presidencia.
“Creo no haber defraudado la esperanza de ese joven y de quienes votaron por mí hace 3 años”, declaró el jueves al mediodía durante su informe.
AMLO llegó a la presidencia con mucho apoyo popular. Después de dos intentos, la tercera fue la vencida para el presidente, que arrasó con la competencia, anotándose 53% del voto emitido en los comicios de ese 1 de julio.
Desde entonces, el apoyo para el presidente se mantiene elevado. De acuerdo con la firma Consulta Mitofsky, la aprobación presidencial alcanzó un promedio de 58% en junio de este año, y se ha mantenido por encima del 50% prácticamente durante todo el primer trienio de la gestión lopezobradorista.
AMLO presentó en su informe una encuesta -realizada por el mismo gobierno federal- para evaluar su labor. Según resultados, en una escala del 1 al 10, en la que mientras más bajo el número peor es el desempeño, los encuestados calificaron la labor del presidente con un promedio de 6.7.
López Obrador sigue siendo popular, innegablemente, pero eso no significa que no haya desencanto o decepción entre sus votantes.
Aunque todavía elevado, el promedio de aprobación presidencial registrado por Mitofsky se encuentra por debajo del registrado entre noviembre de 2018 y octubre de 2019, cuando se ubicó constantemente por encima del 60%.
La tendencia en la aprobación presidencial de AMLO dibuja algo parecido a una “V”. Comenzó en 63% en noviembre de 2018 y fue cayendo paulatinamente hasta tocar fondo -por el momento- en el segundo trimestre de 2020, cuando estalló la pandemia del COVID-19. Entonces, sus niveles de aprobación fueron de 48%.

Dicho de otro modo, López Obrador como presidente no ha estado exento de controversias, algunas de ellas lo suficientemente fuertes como para desencantar a quienes le dieron la victoria en 2018; un segmento, según analistas, compuesto tanto por bloques populares como de clase media.
La lista de controversias es larga: la creación y eventual militarización de la Guardia Nacional; el manejo de la pandemia del COVID-19; la crisis económica; la crisis de inseguridad; escándalos por corrupción no resueltos y que salpicaron a miembros de su gabinete como Irma Eréndira Sandoval (SFP) y Manuel Bartlett Díaz (CFE); el colapso en la Línea 12 y el manejo que se ha hecho de la tragedia; el trato aparentemente preferencial para las empresas de Ricardo Salinas Pliego, Carlos Slim Helú y otros magnates del país; el uso excesivo de fuerza contra migrantes en la frontera sur; la militarización de ambas fronteras; la cancelación del NAIM; la entrega de varios proyectos clave de infraestructura el Ejército; sus choques con el movimiento feminista y activistas medioambientales; su apuesta a fuentes de energía contaminantes y desdén por las renovables; comentarios despectivos en contra de la clase media; sus ataques a los órganos autónomos federales, a la prensa y organismos de la sociedad civil; acusaciones de influyentismo contra su administración; su discurso de polarización; y un largo etcétera.
Tres años controversiales de gobierno no colapsado la popularidad del presidente, pero sí minan la confianza que la ciudadanía parecía tenerle en 2018, hecho que se reflejó en las elecciones del 6 de junio.
Los resultados de las elecciones intermedias -consideradas por analistas como un referéndum sobre la gestión de AMLO y de Morena- fueron mixtos para el movimiento del presidente. Morena y sus aliados ganaron terreno a nivel estatal y municipal y lograron mantener su mayoría en el Congreso de la Unión. Sin embargo, perdieron curules en la Cámara de Diputados y casi la mitad de las alcaldías que gobernaban en la Ciudad de México, que se había consolidado como un bastión morenista y lopezobradorista.
AMLO cerró su informe agradeciendo al electorado y asegurando que, en lo que resta del gobierno, no fallará.
“Gracias por refrendar su confianza en mi persona. Repito: siempre estaré a la altura de ustedes, y nunca jamás los traicionaré. Gracias de todo corazón”, declaró.
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