El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró la aprobación definitiva del Congreso estadounidense a su ambiciosa ley fiscal, climática y medioambiental, la Ley de Reducción de la Inflación.

“Hoy la población estadounidense ha ganado y los intereses especiales han perdido. Con su aprobación, las familias verán precios de los medicamentos recetados más baratos, menores costes sanitarios y menores costes energéticos. Estoy deseando ratificarla la semana que viene”, escribió el mandatario en Twitter.

A tres meses de las elecciones legislativas estadounidenses, consideradas como un referendo de medio mandato, el presidente Joe Biden, recibió el aval a su Ley, con 220 votos a favor y 207 en contra en la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas.

El pasado fin de semana en el Senado, donde su mayoría es ajustada, necesitó el voto de desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris, que ejerce también de presidenta de esa cámara.

La normativa contempla inversiones de unos 669,000 millones de dólares en total para reducir el alza de los precios, luchar contra el cambio climático y rebajar el coste de los medicamentos recetados al darle a Medicare, el plan de cobertura sanitaria para los mayores de 65 años, el poder de negociarlo.

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Por su parte, la secretaria de Tesoro, Janet Yellen, calificó la ley de histórica y aseguró que reducirá el déficit presupuestario e incrementará el crecimiento económico a largo plazo.

“Esta legislación (…) marca el inicio de la nueva fase del futuro económico de Estados Unidos”, dijo en un comunicado.

Esta iniciativa recibió el visto bueno de la Cámara de Representantes tras casi nueve horas de sesión en las que los republicanos rebajaron el triunfalismo del bando opuesto y los demócratas defendieron como beneficioso el impacto que tendrá en el día a día de los ciudadanos.

Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, estima que sólo reducirá la inflación 0.33% para 2031 y que las potenciales caídas en los precios de los medicamentos no se percibirán hasta mediados de la década.

“Incrementará el gasto federal y eso es lo que dispara la inflación en primer lugar”, criticó el congresista republicano Michael Burgess.

Para financiarlo, los demócratas apuestan por un impuesto mínimo del 15 % a compañías con beneficios superiores a los 1,000 millones de dólares y por reforzar la agencia de recaudación de impuestos para hacer más difícil evitar pagos, y aseguran que no habrá nuevas cargas impositivas para quienes ganen menos de 400,000 dólares.

(Con información de EFE)

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