La emergencia sanitaria del COVID-19 nos tomó por sorpresa. Afectó nuestra economía, nuestra forma de vivir la vida y nos obligó a ajustarnos a una nueva realidad. Pero la crisis climática será peor, y estamos advertidos con varias situaciones que se han vivido en México.

Eso nos hace reflexionar si las políticas públicas del actual gobierno están enfocadas en alentar un nacionalismo o en prepararnos para la peor situación. 

En semanas pasadas vivimos una situación poco usual en México: los apagones eléctricos, los cuales han sido constantes durante los últimos dos años. ¿Qué lo causó? Si vamos a lo más básico, fue una cuestión de no estar preparados ante el peor escenario: la infraestructura para la distribución del gas en EEUU y de generación eléctrica se vio afectada ante los efectos de la crisis climática.

Particularmente, las termoeléctricas, centrales nucleares, y algunas turbinas eólicas se vieron afectadas por las bajas temperaturas. En 2011, el operador de la red eléctrica de Texas (ERCOT) ya había dimensionado un escenario ante bajas temperaturas, pero nunca se imaginaron tener una situación tan crítica como la que se vivió. 

México no fue la excepción. Nuestras propias centrales termoeléctricas cercanas a Texas se congelaron. La disponibilidad del gas de Estados Unidos se vio comprometida. Familias pasaron días sobreviviendo los embates de las temperaturas bajas ante los errores del gobierno de planificar a largo plazo.

¿Cómo salimos de la crisis? Apostándole a la siguiente peor crisis, incrementando la generación de combustóleo y de carbón.

Si analizamos el Plan de Negocios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), las tecnologías que están escogiendo para instalar del 2021 al 2026 generan altas emisiones de carbono. No hay generación de energías limpias en los planes de la CFE, lo que se contrapone a la propuesta del presidente López Obrador en su Plan de Nación 2018 – 2024 donde prometió incorporar 4,890GW de energía solar.  

La misma Secretaría de Energía, en el último Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional PRODESEN (2020- 2034) – documento que planifica el sector eléctrico en México a largo plazo – ha aceptado que no se cumplirá con los compromisos del Acuerdo de París, los cuales comprometían a nuestro país a alcanzar, de acuerdo a su desarrollo económico, un 35% de energías limpias al 2024. Ante este escenario de incumplimiento, y con la modificación a la Ley de la Industria Eléctrica estamos escribiendo nuestra propia sentencia de muerte. 

La quema de carbón, combustóleo y diésel, de acuerdo a investigaciones recientes, fueron las causantes de 8 millones de muertes en el mundo en 2018. Para ponerlo en perspectiva, la crisis sanitaria del COVID-19 ha causado la muerte de 2.5 millones de seres humanos. Es decir, la contaminación ha provocado 220% más decesos que la propia pandemia mundial, resaltando que los países de bajo y medio ingreso son los más afectados.

El discurso del actual gobierno justifica sus acciones diciendo que los otros países contaminan más, que se quiere imponer una agenda climática en México a costa de su soberanía. Sin embargo, dicha política no toma en cuenta a las personas que viven cerca de una central termoeléctrica o de una de combustóleo, donde abundan las enfermedades de vías respiratorias. 

Durante los apagones de febrero, las emisiones de la central de Salamanca se dispararon a niveles nunca antes vistos por el incremento del uso del combustóleo. Los ciudadanos subían a redes sociales fotos de la contaminación excesiva, alarmados de la situación. La Ciudad de México respira constantemente las emisiones de la central de Tula, y con la llamada “Ley Combustóleo” que está siendo discutida y posiblemente será aprobada por el legislativo, se incrementarían las emisiones de carbono de dichas plantas. En ese sentido, los diputados y senadores de Morena, PT y PVEM nos están poniendo en fila para dictar nuestra sentencia de muerte. 

Los líderes de Estados Unidos y Canadá lo entienden, han hecho el llamado para que todos los países tomen acciones en concreto para frenar la crisis climática. Reiteradamente, se ha invitado a México a unirse a esta iniciativa pero el actual gobierno ha hecho oídos sordos e ignora las advertencias y casos específicos, como los apagones de febrero, donde vivimos los estragos de la crisis climática.

Es por esta omisión del gobierno que nos toca a nosotros los ciudadanos corregir las malas decisiones en las próximas elecciones intermedias de junio.  

Te puede interesar: EU asegura que cooperará con México contra el cambio climático ¿Qué significa para la política energética de AMLO?