Ante el avance de los proyectos de energías renovables en la región de América Latina, lo que se requiere es un aumento en la inversión en líneas de transmisión, porque de eso dependerá la confiabilidad de los sistemas eléctricos de los países, así como el cumplimiento de sus metas de descarbonización, advirtió Moody’s Ratings.

“Los responsables políticos han sido muy efectivos en la promoción del crecimiento de las energías renovables en la matriz energética de la región, especialmente la eólica y solar. Sin embargo, para descarbonizar aún más las cadenas de suministro de energía, será necesario realizar grandes inversiones en el desarrollo de las redes y la mejora de los sistemas en los próximos años”, consideró Moody’s, en su reporte “Redes eléctricas-América Latina y el Caribe”.

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Para lograrlo, los países latinoamericanos —México incluido— deberán realizar una minuciosa planificación gubernamental, así como disponer de “marcos institucionales estables” para impulsar las inversiones necesarias, que permitan aumentar las redes de transmisión en los próximos años.

Moody’s considera que en los países de la región se observan complejos procesos de planificación y aprobación, así como cambios en las condiciones económicas y desafíos sociales, lo que implica que los proyectos de inversión en líneas de transmisión se tarden unos cinco años por lo menos.

Estos lapsos de tempo contrastan con los desarrollos eólicos y solares, que se tardan unos tres años en promedio.

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Los proyectos de transmisión también enfrentan otros retos como las altas tasas de interés, las presiones inflacionarias y las fluctuaciones monetarias, situación que complica la rentabilidad de la inversión.

Los agentes participantes —gobierno y empresas privadas— necesitan conseguir mayor financiamiento, lo que va ligado con la adquisición de más compromisos de deuda.

“Las protestas, huelgas y otras formas de disturbios sociales pueden retrasar la finalización de los proyectos de transmisión a causa de bloqueos físicos o negociaciones entre los directores de proyectos y las comunidades locales, lo que complica el proceso de obtención de permisos”, destacó el reporte.

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De momento, las economías más grandes de América Latina tienen previstas inversiones de 64,000 millones de dólares (mdd) en nuevas líneas de transmisión, en proyectos a desarrollarse entre los años de 2024 y 2035.

Brasil es el país con mayores planes, ya que anticipa inversiones de más de 30,000 mdd; le siguen México y Argentina, con 10,000 mdd, respectivamente .

Sin embargo, Moody’s destaca que, en general, México se rezaga en sus planes de transición energética, ante sus insuficientes inversiones en transmisión de energía eléctrica.

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“El país no cuenta con planes robustos de transición y se espera que continúe dependiendo mucho de la generación de energía termoeléctrica, gran parte de la cual proviene de exportaciones de gas natural de Estados Unidos”, refirió el reporte.

En la medida en que la política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador no permite la participación de privados en el segmento de transmisión, la paraestatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) es la única entidad autorizada para emprender proyectos de este tipo.

De momento, CFE ha anunciado que invertirá unos 7,000 mdd en líneas de transmisión hasta el año 2029, lo cual incluye unos 750 mdd para extender las líneas de transmisión a la regiones noroeste, occidente y norte del país.

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Esta situación implicará para México un cuello de botella, ante los requerimientos de energía eléctrica que demandarán las nuevas empresas que se instalen en el país, con motivo del proceso internacional de relocalización de empresas o “nearshoring”.

GC