Los estímulos fiscales anunciados por el gobierno federal, a fin de incentivar la llegada de empresas extranjeras al país, en el marco del nearshoring, no tienen un enfoque y son de corto alcance, de acuerdo con Consultores Internacionales.

El miércoles, se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto por el que se establecieron incentivos fiscales para empresas que deseen reubicarse en el país, que se dediquen a la producción y exportación de componentes electrónicos, semiconductores, baterías, motores, equipo eléctrico/electrónico, fertilizantes, farmacéutica, agroindustria, instrumentos médicos y cinematografía.

Al respecto, el presidente de Consultores Internacionales, Julio Alejandro Millán, señaló que aunque uno de los objetivos es apoyar a las empresas que se están subiendo a la ola del nearshoring, su beneficio es para “sectores no claramente relacionados” con este fenómeno.

Todos son sectores exportadores, pero no todos se pueden identificar como atractivos para el nearshoring, si entendemos este fenómeno como la relocalización de procesos industriales y sus cadenas de suministro a zonas más cercanas (México) al mercado objetivo (Estados Unidos).

“…Para escribirlo en pocas palabras: productos industriales que le venden países como China, Taiwán e Indonesia y que podríamos venderlos nosotros”, apuntó Millán, quien subrayó que lo anterior “hace perder enfoque como estrategia para potencializar el fenómeno, amén de ser de corta duración, lo que podría hacerle perder eficacia”.

El directivo resaltó que se dejaron fuera a sectores con alto potencial exportador que debieron considerarse, sobre todo los que fortalecen la cadena de suministro, pues “si el nearshoring pretende ser sólido y de largo plazo, requiere del apoyo a toda la cadena de suministro”.

En ese sentido, estableció que la proveeduría de los exportadores debería estar incorporada en estos estímulos.

Por otro lado, el decreto estaría manejando un piso disparejo, en desatención de las empresas mexicanas, pues según la última información del extinto ProMéxico, en el país hay 36 mil empresas exportadoras, de las cuales menos de 20% concentra 80% de las ventas, siendo principalmente transnacionales; de las grandes exportadoras, sólo el 17% son mexicanas.

Lo anterior es compatible en cierto sentido con el desarrollo de la industria exportadora que se fortaleció con la apertura comercial y a la inversión extranjera”, opinó Millán, quien añadió que la industria maquiladora de exportación tiene un alto capital extranjero, y es la mayor empleadora del sector industrial.

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Además, considerando que la mayoría de estas empresas maquiladoras de exportación adquieren su activo fijo (las que lo hacen podrán deducirlo), “el Decreto también podría ser un incentivo para que la importación de la maquinaria y equipo que requieren sea permanente y no temporal”.

Bajo este contexto, el presidente de Consultores Internacionales expresó que aunque los estímulos fiscales son positivos, “deben ser una parte de una estrategia de más amplio alcance y de visión de largo plazo” para que logren verdaderamente incrementar el potencial exportador del país país.

Se requiere desarrollar capacidades competitivas en infraestructura, facilitación comercial, energéticos, instalaciones y, por su puesto, el eslabón más débil: el estado de derecho”, concluyó.

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