El impuesto global que los países del G7 acordaron aplicar a las grandes empresas multinacionales, especialmente a las tecnológicas, constituye un avance para el marco fiscal internacional, que beneficiará a los gobiernos, por el lado de la recaudación, y que también fortalecerá al mercado, ya que establecerá “un piso parejo” para todas las empresas vinculadas con la economía digital y las telecomunicaciones.

Sin embargo, también es verdad que el cobro del impuesto a empresas como Apple, Google o Amazon tendrá un impacto en los precios finales que pagan los consumidores por sus bienes y servicios, reconoció Ernesto Piedras Feria, director general de la empresa de consultoría The Competitive Intelligence Unit.

“Es probable que sí nos trasladen el impuesto, como tradicionalmente ocurre con las empresas que cobran al consumidor cualquier costo adicional que puedan tener, el costo fiscal será trasladado al consumidor que está ávido de tecnología”, comentó el experto en entrevista por videoconferencia.

En el entendido de que “nadie es feliz” con el cobro de impuestos, las sociedades deben reconocer que, sin la recaudación tributaria, los gobiernos no tendrían los recursos suficientes para “cuidar de la seguridad nacional” y financiar los servicios públicos, máxime en la actualidad que el mundo se recupera de la crisis económica ocasionada por la pandemia del Covid-19.

Asimismo, desde hace unos años, diversos gobiernos han hecho una revisión de la relevancia económica que han adquirido las grandes tecnológicas –como Facebook y Netflix— y de la pertinencia de que contribuyan fiscalmente en proporción a sus ganancias.

Nivelar las aguas entre las empresas

“Son empresas globales que radican en algún lugar, como Netlix que tiene su sede en California, pero da servicios a nuestras casas y oficinas y ahí hay un problema georeferencial. ¿Netflix debe pagar impuestos aquí? La respuesta es sí, porque aquí se le contratan los servicios”, consideró Ernesto Piedras, al denominar esta práctica como “una política fiscal para la conectividad”.

Asimismo, el experto consideró que el cobro de impuestos a dichas empresas genera un equilibrio a las industrias de telecomunicaciones, servicios tecnológicos y entretenimiento, ya que otorga un trato más homogéneo entre empresas.

“Se trata de nivelar las aguas, porque si no, sería inequitativo para las cableras y las compañías de radiodifusión” que sí pagan impuestos en los países donde operan, añadió Piedras Feria.

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El G7 –grupo de países al que pertenecen Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá, Italia y Japón— acordaron el pasado fin de semana aplicar un impuesto global de mínimo 15% a las grandes multinacionales, entre las cuales destacan las tecnológicas. Sin embargo, este acuerdo todavía no es definitivo, ya que tiene que ser evaluado por el G20 –grupo de países que incluye a las economías más desarrolladas y las que están en desarrollo— y también por un total de 140 naciones que participan en negociaciones y tratados internacionales, explicó Piedras Feria.

El factor de elasticidad

El experto consideró que si bien, en caso de confirmarse, el impuesto global a las tecnológicas se verá reflejado en los precios finales de bienes y servicios al consumidor, de momento es improbable saber en qué medida pueden aumentar los precios, ya que dependerá de cada empresa la estrategia de negocios que asuma para sobrellevar sus costos de operación.

“Cuando hay un aumento de costos para las empresas de contenidos como las cableras, por ejemplo una depreciación del peso, los contenidos importados se encarecen y las empresas cableras deben ajustar los precios a la alza, pero no lo hacen al 100% por un tema de elasticidad. Si lo hacen así, los consumidores pueden desconectarse y salirse del mercado”, hizo ver Ernesto Piedras.

“Así que parte del impacto termina siendo parcialmente cubierto por las estructuras de costos de las empresas, pero en alta proporción por el consumidor”, añadió el experto.

Sin embargo, hoy en día, la cantidad de consumidores que adquieren dispositivos móviles, computadoras, así como servicios digitales ha crecido a raíz de la pandemia del Covid-19, de modo que el impacto tendrá el impuesto global será considerable.

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Ernesto Piedras hizo ver que el ciudadano común de la actualidad es un “homo telecom”, cuya vida depende en gran medida de los dispositivos móviles y de la conectividad, debido a que estudia, trabaja, compra y se divierte de manera remota.

Hoy día “tenemos en México más líneas de teléfono celular que personas en el país, más de 50% de los hogares están conectados a la banda ancha fija, pero todos estamos en banda móvil, existen 116.8 millones de teléfonos inteligentes, todos estos son dispositivos de consumo electrónico”, comentó el experto.

“Aquí es donde incide fuertemente esta decisión de nivelar y ajustar los impuestos para lo virtual, lo digital y lo electrónico”, advirtió Piedras Feria.

GC