Senadores mexicanos, de todos los partidos políticos, viajarán nuevamente a Estados Unidos, para reunirse con sus pares y funcionarios públicos, con el propósito de sensibilizarlos sobre el daño económico que causará a los dos países el impuesto de 3.5% que se pretende imponer a las remesas familiares.

Pero en caso de que el Senado estadounidense llegara a probar el impuesto, como ya lo hizo la Cámara de Representantes, el gobierno mexicano hará lo necesario para apoyar a los trabajadores migrantes radicados en Estados Unidos y que envían regularmente dinero a sus familiares de México, prometió la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, sin precisar en qué consistirá esa ayuda.

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“Que sepan los paisanos y el pueblo de México, que su gobierno está para apoyarlos siempre y que, si estamos en contra del impuesto a la remesas, es porque afecta a los más pobres del país y afectan a nuestros paisanos y paisanos allá. Que los mexicanos y mexicanas allá ya pagan impuestos y que es injusto que paguen doble impuesto”, aseguró la mandataria en su conferencia de prensa de todas las mañanas.

Sin embargo, la doble tributación a la que hace referencia Claudia Sheinbaum no es tal, ya que según el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), se considera como doble tributación el hecho de que dos países diferentes cobren impuesto sobre los ingresos que percibe una misma persona.

Se dio el ejemplo de un ciudadano norteamericano que viviera en México y que se le retuvieran impuestos en nuestro país por sus actividades económicas y que, al mismo tiempo, Estados Unidos quisiera cobrarle el impuesto sobre sus ingresos por ser ciudadano norteamericano.

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En el caso de las remesas, Estados Unidos cobra un impuesto sobre los ingresos que perciben en general las personas que trabajan, mientras que el nuevo impuesto sobre las remesas se justifica por el envío de dinero, no por la generación de ingresos.

No obstante, Claudia Sheinbaum ha manifestado que el impuesto de 3.5% a las remesas reducirá la cantidad de dinero que los migrantes envían a sus familias y también puede traducirse en una menor capacidad de consumo de los “paisanos” en Estados Unidos.

Esta semana, Edgar Amador Zamora, secretario de Hacienda y Crédito Público, advirtió que un impuesto de 3.5% a las remesas familiares tendrá un impacto sobre 3% del Producto Interno Bruto (PIB) de México, a nivel general, mientras que a nivel regional, existen estados altamente dependientes de las remesas familiares, ya que estos envíos de dinero pueden representar hasta 10% del PIB estatal.

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GC