La probable intervención del glifosato —una sustancia ampliamente utilizada como herbicida en la agricultura— como causante de cáncer para los humanos constituye un tema de debate que sigue abierto y del cual todavía no se puede concluir que efectivamente sea un ingrediente nocivo para la salud.

La Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC en inglés), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha clasificado al glifosato como “probablemente cancerígeno para los humanos”, al identificar una posible asociación entre la exposición al glifosato y el linfoma de Hodgkin; sin embargo, los hallazgos han sido refutados por otras organizaciones científicas del mundo, refirió el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), en un reporte de difusión entre sus asociados.

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El tema del glifosato ha tomado relevancia en los últimos meses en México, a raíz de la publicación de un decreto del gobierno federal en febrero pasado que prohíbe el uso del glifosato en la agricultura mexicana y también que prohíbe la importación, siembra y cosecha del maíz genéticamente modificado para consumo humano.

Al respecto, los agroindustriales han manifestado su oposición, al considerar que no existe evidencia científica concluyente sobre los efectos nocivos para la salud humana, producidos por el glifosato y el maíz genéticamente modificado o transgénico, como también le llama el gobierno mexicano.

En este sentido, el CNA refirió en su reporte que “la clasificación del glifosato como probablemente cancerígeno para los humanos, por parte de la IARC es una excepción al consenso científico más amplio”.

Lo anterior porque “otros organismos internacionales que han evaluado la seguridad del glifosato han llegado a conclusiones diferentes, concluyendo que el glifosato es seguro cuando se utiliza según las instrucciones”, agregó el Consejo.

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La investigación del IARC ha sido cuestionada porque tomó en consideración “datos auto informados” o testimonios de personas que pueden ser “susceptibles de sesgos”; además de que no se consideraron otras causales de cáncer.

En cambio, otros grupos de investigación tienen opiniones diferentes, como la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA en inglés) que en 2017 determinó que el glifosato “no es probable que sea cancerígeno para los humanos”.

Asimismo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA en inglés) consideró en 2022 que el glifosato “no es un carcinógeno para los humanos”, al igual que el Programa Internacional de Seguridad Química (IPCS en inglés) que llegó a la misma conclusión.

En este sentido, el CNA resuelve que el “consenso científico actual” apunta a que “el glifosato es seguro”, lo que se sustenta en una “evaluación exhaustiva de los datos científicos disponibles”, que abarcan estudios epidemiológicos, de laboratorio e informes de seguridad.

GC