La economía mundial trae consigo nuevos retos en 2023, un año que pinta a ser diferente al anterior en varios temas importantes.
Para la empresa de asesoría en inversiones GBM hay cinco tendencias que se deben tomar en cuenta para este año.
Inflación a la baja
Contrario a lo que se vivió en 2022, las tendencias en los niveles inflacionarios serán a la baja en la economía global. Las respuestas agresivas por parte de bancos como la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y Banco de México, entre muchos otros, han surtido efecto y las últimas lecturas de inflación muestran que su aceleración ha terminado.
Esto permitirá a los bancos centrales relajar sus políticas y dará espacio a los mercados para respirar, que hacia el cierre del año pasado ya mostraban optimismo a causa de estas dinámicas.
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Restricción monetaria en pausa
Si bien la nueva dirección que está tomando la inflación quita presión a los bancos centrales, estos no estarán listos para revertir sus posturas hasta tener la seguridad de que los precios efectivamente comienzan a estabilizarse y la inflación se acerca a sus niveles objetivo.
Por lo mismo, a pesar de que el panorama de crecimiento en la economía se ha vuelto menos alentador, los principales bancos continuarán con sus últimas alzas del ciclo durante el primer trimestre del año y luego pausarán sus aumentos de tasas.
No será sino hasta finales de año en algunos casos, o incluso hasta 2024, que los principales bancos reviertan su postura, comenzando con un ciclo de relajamiento para normalizar sus tasas y apoyar a sus economías.
Desaceleración económica
Las políticas macroeconómicas restrictivas no sólo han tenido efectos sobre el ritmo de la inflación, sino de manera más amplia en las economías en general. Con ello, las expectativas de crecimiento para la mayoría de los países durante 2023 han ido a la baja e incluso es probable que algunas regiones del mundo entren en recesión en algún momento del año.
En México, GBM espera un crecimiento de la economía más débil durante 2023, reduciéndose a 1.7 por ciento frente a 3.1 por ciento que estimó para 2022, de la mano con la desaceleración económica que se dará en Estados Unidos y en el mundo.
Continúan los conflictos geopolíticos
La invasión rusa a Ucrania todavía no da muestras de concluir, a pesar de los avances que el ejército ucraniano ha logrado durante los últimos meses, por lo que continuará siendo una fuente de incertidumbre e inestabilidad en el futuro cercano, particularmente para Europa.
Por otro lado, las tensiones entre China y Taiwán en cuanto a su soberanía, e incluso los conflictos entre Estados Unidos y China, podrían volver a aflorar en este año, aunque el escenario base es que estos conflictos no lleguen a escalar demasiado debido a que implicarían costos importantes para todos los involucrados
Nuevo régimen en los mercados financieros
Teniendo en cuenta los nuevos niveles de tasas que deberán permanecer por más tiempo a niveles más altos que los que han predominado desde la gran crisis financiera de 2008, el panorama de los mercados hacia delante tendrá muchas diferencias con lo que hemos vivido en la última década.
En los mercados de deuda, los inversionistas pueden obtener hoy en día rendimientos que no habíamos visto en varios años, sin la necesidad de incurrir en inversiones de mayor riesgo.
Esto va en beneficio directo de los inversionistas conservadores o con horizontes de corto plazo, y más aún de aquellos que buscan protegerse en monedas duras, dado que en los últimos años tuvieron que conformarse con tasas bajas.
En los mercados accionarios, los nuevos niveles de tasas implican un costo del dinero más alto y por lo tanto un impacto en el valor de las empresas, particularmente aquellas de alto crecimiento que derivan una mayor parte de su valor de lo que sucederá en el futuro. No es casualidad que precisamente ese tipo de empresas hayan estado entre las que más sufrieron durante los ajustes del año pasado.
FP