La Unión Nacional de Avicultores (UNA) solicitó a las autoridades federales que hagan lo posible por resolver el conflicto con Estados Unidos por el caso del maíz genéticamente modificado en la etapa de consultas y evitar que el asunto trascienda a panel de solución de controversias.

México en un relevante consumidor de maíz amarillo para consumo animal, ya que constituye la principal fuente de alimentación pecuaria, que en el caso del sector avícola se traduce en 10 millones de toneladas al año, aseguró la UNA, a través de un comunicado.

Te puede interesar: México defenderá sus argumentos ante EU en las nuevas consultas sobre el caso del maíz

En este sentido “resulta de la mayor importancia garantizar que el sector avícola tenga acceso eficiente a los insumos primarios, como el maíz amarillo, para mantener así el abasto oportuno y accesible de huevo y pollo para nuestra población”, refinó la agrupación.

Como se recordará, el gobierno de Estados Unidos solicitó, el pasado 2 de junio, a México una segunda etapa de consultas, bajo el capítulo 31 de solución de disputas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

El tema objeto de conflicto es el decreto del gobierno mexicano, publicado en febrero pasado, que prohíbe la importación y uso del maíz genéticamente modificado o transgénico para consumo humano, aunque sí lo permite para uso industrial y consumo animal.

Sin embargo, dentro del decreto se instruye a las dependencias de gobierno que impulsen la sustitución gradual del maíz genéticamente modificado del uso industrial y del consumo animal.

El gobierno mexicano sostiene que la intención de suspender el uso del maíz genéticamente modificado o transgénico obedece a razones de salud, por los supuestos daños que puede provocar este tipo de grano al ser humano.

Sin embargo, la UNA considera que el decreto, tal como fue publicado, debe corregirse porque la sustitución gradual del maíz transgénico puede poner en riesgo la producción de pollo y huevo.

“Pedimos utilizar esta instancia para modificar el decreto, a fin de no condicionar el acceso al maíz amarillo procedente de Estados Unidos y usado para la alimentación animal, en el mediano y largo plazo”, demandaron los avicultores.

La asociación de productores coincidieron con las autoridades norteamericanas en el sentido de que la discusión sobre el maíz genéticamente modificado debe tener un enfoque estrictamente científico, más allá de los argumentos del gobierno mexicano.

“Los avicultores coincidimos en que el diferendo ocasionado por el uso de maíz amarillo es de orden estrictamente científico y técnico, por lo que debe ser resuelto por probados expertos en la materia”, aseguró el comunicado.

Lo anterior, porque el gobierno mexicano antepone como fundamento la protección de las especies nativas del maíz, que se pueden alterar al coexistir con maíz genéticamente modificado, y también el cuidado de la salud humana, de la cual no ha demostrado científicamente en qué forma los transgénicos comprometen el estado físico de los individuos.

Actualmente, México es el primer consumidor mundial de huevo, con 23 kilos per cápita al año, así como 11 consumidor de carne de pollo, con 33.5 kilos per cápita al año, lo cual puede estar en riesgo en caso de que escale el conflicto por el comercio del maíz.

Si México y Estados Unidos no pueden resolver sus diferencias por el comercio del maíz transgénico, los norteamericanos pueden solicitar la apertura de un panel de solución de controversias, conforme a las reglas del T-MEC, que constituye un procedimiento parecido a un juicio en el que las partes presentan sus argumentos y pruebas y un grupo de expertos decide quién tiene la razón.

Si la resolución no favorece a México, nuestro país se hará acreedor a sanciones económicas.

GC