El co-director de la División de Soberanos de las Américas en Fitch Ratings, Todd Martínez, mencionó que la agencia no prevé una baja a la calificación crediticia de México, a pesar de que “hay mucho de qué preocuparse” en el país.

En abril, la calificadora confirmó la nota crediticia de México en BBB- con perspectiva estable, el último escalón dentro del mundo de grado de inversión.

En entrevista para Norte Económico, el podcast de Grupo Financiero Banorte, el economista mencionó que el país mantuvo esta evaluación debido a fortalezas de larga data, pero no se mejoró por las debilidades que también conserva.

Es una economía grande, muy diversificada, tiene cuentas externas muy robustas, un marco macroeconómico muy confiable y con un largo historial de mantener la estabilidad macroeconómica.

Hay debilidades: México es un país con bajo crecimiento, desafíos institucionales y desafíos fiscales que van más allá de Pemex (Petróleos Mexicanos), aunque eso es un desafío clave”, apuntó.

A lo anterior se añade que “hay mucho de qué preocuparse ahora en México”, por ejemplo, el efecto Trump, además de “una desaceleración posible”.

En Estados Unidos hay un conjunto de reformas domésticas que han agravado los nervios de muchos inversionistas.

En esta coyuntura, la perspectiva estable significa que estos factores podrían estar pesando en el perfil crediticio de México, pero que el país tiene un margen para absorber esas malas noticias sin que eso implique una rebaja de alta probabilidad”, mencionó.

En la entrevista, Martínez recordó que la agencia ha rebajado la nota de México dos veces en la última década, “más que todo por el bajo crecimiento”.

Así, tendría que ser un shock muy grande para pensar en otra rebaja después de esas otras rebajas. ¿Qué escenario podría conllevar a eso? Un shock a la economía, que tendría que ser muy severo para que por sí solo resulte en una rebaja en la calificación.

Los riesgos aumentarían si ese contexto económico adverso complicara el proceso de consolidación fiscal”, dijo el economista, quien acentuó que, en choques anteriores, México entró y salió “con una posición fiscal muy sólida”.

No obstante, añadió, en esta ocasión “no es el caso”, pues el país “está entrando en un año muy difícil, con un déficit récord, por lo que tiene la difícil tarea de reducirlo en un contexto muy complicado para lograr eso”.

Entonces, para mantener su calificación, es importante para nosotros que el gobierno mantenga sus metas fiscales en línea, y eso fue un supuesto clave en nuestra afirmación y muy rápidamente que podría llevar a una subida de la calificación.

Eso lo veo más difícil, pero no imposible. Mayor crecimiento, si hubiera buenas reformas o un escenario muy positivo de nearshoring que nos diera confianza en un nuevo crecimiento potencial, bastante más alto para México, sería positivo. Queremos no sólo ver deuda-PIB estable”.

En ese sentido, el analista reiteró que Pemex es un obstáculo, pues está inmersa en un ciclo vicioso marcado por una posición operativa frágil, pérdidas significativas, deuda financiera y con proveedores, así como una declinación de su producción y una apuesta por la refinación, que es un segmento donde tiene pérdidas.

Lo anterior hace “muy dependiente (a Pemex) del apoyo del gobierno a través de reducción en su carga de impuestos y también por transferencias directas a otros mecanismos también.

Y eso significa que el problema de Pemex, poco a poco está migrando a la hoja de balance del gobierno”, concluyó Martínez.

(Con información de Norte Económico/Grupo Financiero Banorte)

er