El presidente y CEO de Nissan, Makoto Uchida, mencionó que la empresa automotriz podría mover su producción de México a otro lugar en caso de que Estrados Unidos imponga aranceles en contra de las exportaciones mexicanas.
En conferencia de prensa, el directivo apuntó que la decisión dependerá de lo alto que sean los gravámenes que se concreten, pues la empresa exporta cerca de 320,000 autos al año a Estados Unidos, desde México.
“Si se imponen aranceles altos, tendremos que estar listos y quizá podemos trasladar la producción de estos modelos a otro lugar. Si esa fuera la decisión, pensaríamos en cómo hacerlo una realidad mientras monitorizamos la situación.
“Exportamos un gran volumen a los EU, así que, si hay aranceles altos, tendrá graves implicaciones en nuestro negocio”, expuso Uchida en la rueda de prensa que se realizó en el marco de los últimos resultados financieros de la automotriz.
Cabe mencionar que las ganancias netas de la empresa cayeron 98.4% entre abril y diciembre.
Por esto, llevarán a cabo un plan de reestructuración, que incluye un recorte de la producción global de cerca de 20%, lo que afectará principalmente a China.
Lo anterior representa el despido de 9,000 personas en tres plantas, medida que fue anunciada en diciembre pasado. Recortaría 2,500 empleados indirectos por la racionalización de las operaciones, la reducción de contrataciones y la aceleración de programas de desvinculación voluntaria, como jubilaciones anticipadas.
Igualmente, se prevén ajustes de turnos en sus plantas de Smyrna y Cantón (EU), lo que afectará a 6,500 personas entre 2025 y 2026.
De acuerdo con la Industria Nacional de Autopartes (INA) y la Cadena de Proveedores de la Industria en México (CAPIM), a aplicación de aranceles podría reducir las importaciones estadounidenses en 15 por ciento.
Lo anterior, porque se estima un incremento de hasta 3,000 dólares en el precio promedio de los automóviles en Estados Unidos y las ventas de vehículos en ese país podrían caer en 1 millón de unidades.
Asimismo, los gravámenes afectan directamente la competitividad y estabilidad laboral en Estados Unidos, ya que aumentan costos para los fabricantes y reducen la demanda de vehículos.
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