En 2015 el peso mexicano presentó una depreciación del 16.7 %, en parte explicado por la caída en los precios del petróleo de casi el 34 %. Durante el pasado mes de mayo el peso mexicano ha presentado de nueva cuenta una depreciación de más del 7 %, pese a un repunte en los precios del petróleo de casi la misma proporción, lo cual ha generado nerviosismo y desconcierto en la mayoría de las mesas de operación. En esta ocasión, dicha depreciación podría estar acompañada de varias razones como la volatilidad internacional, la posibilidad de alza en las tasas de interés en EUA o la reciente compra de bonos gubernamentales locales. Aunque no descartamos que la volatilidad continúe en los próximos meses, desde nuestro punto de vista la depreciación obedece más a una sobrerreacción que a cuestiones verdaderamente fundamentales. Creemos que, la dirección que tomará nuestra moneda en los próximos meses estará más en función de la decisión que adopte el banco central de EUA, en cuanto a la posible alza en tasas de interés en algún momento de este mismo año. Actualmente existe entre los analistas a nivel mundial una percepción de mayores riesgos a la baja en el crecimiento global, afectado principalmente por la clara desaceleración en China; los riesgos de recesión en Japón; la debilidad observada en el crecimiento de los principales países europeos (Alemania y Francia); la posibilidad de una salida de Reino Unido de la Eurozona; las tensiones político y social en Brasil, Venezuela y Grecia; así como la vulnerabilidad de algunos países emergentes ante la baja en los precios de los commodities. No obstante lo anterior, en lo que va del año, el peso mexicano ha sido de las divisas más afectadas dentro de la categoría de monedas de países emergentes y consideramos que no es congruente con los fundamentales que presenta nuestro país. Desde nuestro particular punto de vista, la principal razón de la depreciación de nuestra moneda en las últimas semanas obedece a la reciente compra de bonos que hicieron las autoridades, generando una menor tenencia de bonos por parte de extranjeros y una consecuente salida de flujos, estimada alrededor de 7,000 mdd. Lo anterior podría explicar la cautela mostrada por Banxico para intervenir en el mercado cambiario, ante una salida “ordenada” y no “especulativa” de flujos. Al respecto, el gobernador del banco central, Agustín Carstens señaló que el mercado está operando bien y que la depreciación de nuestra moneda no es un fenómeno exclusivo a nuestro país. Lo anterior podría sugerir un “regreso” de nuestra moneda en el corto plazo. Aunado a lo anterior, hace unos días el FMI renovó la línea de crédito flexible a nuestro país por 88 mmdd, lo cual sumado a las reservas internacionales, se obtienen recursos por 260 mmdd para hacer frente a la volatilidad cambiaria, anticipándose probablemente a un escenario de alza en tasas en EUA y consecuentemente en México. Las últimas minutas de la FED, sumado a datos económicos mixtos y comentarios más hawkish (duros) de algunos miembros señalando menor preocupación por el entorno global y mayor fortaleza de la economía norteamericana, provocaron un repunte en las probabilidades de alza en la tasa de interés a niveles cercanos al 34 % para la reunión de junio, pero arriba del 50 % para la reunión de julio. No obstante, los datos económicos en EUA continúan siendo mixtos y con ello las opiniones al respecto se mantienen encontradas. Esta posibilidad de incrementar tasas, si bien manda una señal positiva de que la economía en EUA continúa en proceso de recuperación, sin duda podría provocar mayor volatilidad en el corto plazo para los mercados, incluyendo una mayor depreciación para nuestra moneda. ¿Qué sigue? Después de conocer los comentarios de Banxico respecto a que las intervenciones en el mercado cambiario sólo se darán en momentos “excepcionales”, nos parece poco probable una intervención por parte de la Comisión de Cambios en el corto plazo. La parte especulativa en el mercado cambiario se mantendrá en espera de la decisión que tome la FED el próximo 15 de junio (o bien el 27 de julio o 21 de septiembre, fechas en donde habrá reunión del banco central de EUA). Desde nuestro punto de vista, la FED podrá posponer la decisión de incrementar tasas una vez más hasta septiembre o hasta finales de año, al tiempo que Banxico mantendrá una política monetaria relativa a EUA, guardándose la posibilidad de incrementar las tasas hasta que la FED haga lo propio. Por ahora, nuestra perspectiva para el tipo de cambio hacia finales de año la mantenemos en 18.10, aunque una decisión anticipada podría modificar nuestro estimado. ¿Y el efecto Trump? A tan sólo unos meses de la contienda electoral en EUA, los candidatos por el Partido Demócrata, Hyllary Clinton, y por el Partido Republicano, Donald Trump, se perfilan para enfrentar la contienda por la presidencia de EUA. A nivel internacional como para muchos norteamericanos, el posible triunfo de Trump preocupa por su discurso nacionalista, proteccionista y populista; en contra de los inmigrantes y otras minorías; por las perspectivas futuras de las políticas económicas a seguir y por la posibilidad de rompimiento de tratados de libre comercio. Particularmente para nuestro país es un factor de riesgo por los comentarios que han acompañado su campaña en contra de los mexicanos. No obstante, aunque es un escenario posible, consideramos que sería poco probable un triunfo de Trump por varias razones, entre ellas, las mismas divisiones al interior del Partido Republicano y la dificultad de ganar la elección presidencial en EUA sin las minorías, incluyendo el voto latino (aproximadamente 10 %) y de las mujeres (la segunda mayor fuerza). Adicionalmente, confiamos que nuestro principal socio comercial es un país de instituciones y que a pesar de los discursos, las asignaturas y políticas tienen que ser aprobadas o rechazadas por un Congreso fuerte. Pese a lo anterior, consideramos que el movimiento reciente del tipo de cambio ha obedecido más a otros factores ya mencionados que al mismo efecto Trump. No obstante, sin duda será un factor que mantenga la volatilidad en los mercados financieros, particularmente en nuestra moneda en los meses a seguir.