Se cumplieron los primeros 100 días de Trump como presidente de EU, el balance hasta ahora es negativo. La mayoría de sus propuestas, por lo menos las más importantes han fracasado, empezando con la aprobación de sólo el 10% de su gabinete ampliado, el rechazo en la derogación del “Obamacare”, la prohibición de entrada de personas de países de mayoría musulmán, la restricción de recursos a ciudades santuario, el retiro de apoyo a la OTAN, la restricción al flujo de remesas, la obtención de recursos para el muro fronterizo, la revisión al TLCAN, e incluso considerar a China como país manipulador de divisas. Una larga lista de derrotas políticas parece continuar en medio de un abanico de frentes abiertos, baja popularidad, falta de apoyo en el Congreso y en su partido, y elevadas expectativas particularmente en lo referente a su Gran Plan Fiscal y ambiciosa inversión en infraestructura. Eso no es todo, internamente se mantienen las negociaciones para ampliar el techo de endeudamiento, al tiempo que en el contexto internacional se elevan las tensiones geopolíticas con Siria, Afganistán y Corea del Norte. Para bien o para mal nada ha cambiado y las cosas siguen igual con excepción de una menor percepción de riesgo. La realidad es que esta administración ha perdido fuerza, credibilidad y poder. Los mensajes en twitter que al inicio causaban temor, incertidumbre y volatilidad a nuestra moneda, ahora son sujetos de burla. La economía en EU sigue avanzando pese a todo, y ahora la atención está puesta en la aprobación en el Congreso del Plan Fiscal. Dicha propuesta incluye la reducción de impuestos a las empresas de 35% a 15%, sin embargo, como lo hemos comentado en otros espacios, no hay forma de lograrlo sin crear un hueco fiscal para EU, que actualmente mantiene un déficit del 4% y una Deuda como porcentaje del PIB del 108%, por lo cual consideramos que difícilmente será aprobado por el Congreso, ya que el argumento de que el aumento en el déficit será compensado con mayor crecimiento en los próximos años no es muy sólido (y sobre obtener recursos adicionales para la construcción del absurdo muro ya ni hablamos). En lo referente a las implicaciones para nuestro país es importante mencionar que en esta propuesta fiscal no se contempla el Impuesto Fronterizo (BAT por sus siglas en inglés), el cual pretendía desincentivar a las empresas norteamericanas para invertir en el exterior, mediante la disminución de ingresos provenientes de las exportaciones y eliminando las deducciones a las importaciones, lo cual es sin duda positivo para nuestro país, ya que de lo contrario implicaría el equivalente a un impuesto entre el 20% y 30%, al tiempo que las autoridades mexicanas han comentado que no hay “espacio fiscal” para contrarrestar dicha propuesta. Por otra parte, en los últimos días, la última ocurrencia del Sr. Trump de querer presionar a su Congreso de su país, al Gobierno de México y al de Canadá amenazando con abandonar del TLCAN (poco creíble por la relevancia del tema), sólo le hace perder credibilidad cuando en menos de 24 horas cambió radicalmente su posición al respecto. En caso de que EU saliera del tratado trilateral, aplicarían los acuerdos de la OMC de “nación más favorecida”, con lo cual los aranceles para nuestro país disminuirían en promedio por debajo del 5%, lo cual le da cierta ventaja a nuestro país en las negociaciones, no obstante, hasta ahora el pleno del Senado aún no aprueba al señor Robert Lighthizer como encargado para dirigir la Oficina del Representante Comercial de EU, quien estará a cargo de las negociaciones del TLCAN. Las autoridades han señalado que dichas negociaciones podrían iniciar en agosto de este año pero que podrían tardar hasta finales del 2018. Desde nuestro punto de vista, no se abrirán todos los capítulos del TLCAN, serán “acuerdos paralelos”, en donde nuestro país estará buscando negociar más temas de migración, seguridad fronteriza y lavado de dinero, mientras que EUA buscará negociar reglas de origen, comercio electrónico y disputas legales, al tiempo que buscarán de alguna forma compensar la caída en ingresos por la propuesta de su Reforma Fiscal. El tiempo sigue su marcha, hasta ahora el juego está empatado pero el tiempo juega a nuestro favor. De hecho la calificadora Moody’s mantuvo la calificación y la perspectiva negativa para nuestro país, pero reconoció que los riesgos han disminuido, y aunque estarán atentos a las negociaciones comerciales con nuestro vecino país, considera una probabilidad de sólo 30% a un cambio de calificación. Carlos Alberto González Tabares / Director de Análisis de Monex Casa de Bolsa [email protected]/ @carlosgtabares; @monexanalisis;