Hoy se conmemora el Día Internacional del Consumidor. Este movimiento social, que inició en la primera mitad del siglo pasado, observó cómo sus conquistas se fueron materializando en regulaciones proteccionistas de diferente grado. Esto representó un choque conceptual entre el modelo que prevaleció en el siglo XIX, basado en la libre empresa, con otro modelo en el que se justificaba acotar dicha libertad a un conjunto de obligaciones de carácter social, cuyo beneficiario es el consumidor, quien es considerado como la parte débil de una relación de consumo. Por eso, como empresario o profesionista independiente, te preguntas por qué tienes que cumplir con una serie de cargas si al final del día tú buscas ofrecer servicios o productos de alta calidad, más allá de lo que digan las leyes. Te sientes asfixiado porque en lugar de dedicarte a tu negocio y competir, pierdes tiempo y dinero en entender y lidiar con burocracias y trámites. Empecemos entonces a describir cómo esa libertad empresarial se va acotando para proteger los derechos sociales de los consumidores y qué reguladores intervienen. El punto de partida que justifica restringir las libertades empresariales o profesionales es cuando del ejercicio de éstas, se presentan externalidades cuyos costos los pagan los consumidores. De esta manera, la regulación busca prevenir riesgos o abusos relacionados con una actividad empresarial, que afecten la competencia, la equidad de la relación de consumo o la integridad física de los consumidores. Estos tres aspectos son los que dan pauta a una gran cantidad de restricciones, y vale la pena que identifiques las que corresponden a tu negocio. Empecemos por la competencia. El combate a monopolios y prácticas monopólicas son fundamentales, pues éstos restringen gravemente el bienestar de los consumidores, al representar precios más altos; escasez, inhibir innovación, entre varios aspectos. Hoy la Cofece es a quien le corresponde esta trinchera en su sentido más general. Pero existen agencias especializadas como el IFT, que también tiene tutela en la competencia en dicho sector. Por último, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) será clave en los nuevos mercados energéticos, pues le corresponderá impulsar la competencia en sectores eléctrico y de combustibles. Por el otro lado, tenemos la instancia que mayor posicionamiento tiene en la sociedad y que combate prácticas que afecten la equidad comercial o la integridad física de los consumidores: la Profeco. A esta instancia le corresponden revisar aspectos muy amplios en materia de contratos de adhesión, publicidad, información comercial o industrial, solución de controversias, calidad industrial, gasolineras, entre muchas otras. A diferencia de las agencias anteriores, Profeco cuenta con verificadores en las principales ciudades del país, cuyo objeto consiste en revisar que tu negocio cumpla con las obligaciones que la ley define.En este terreno es donde permanentemente se escucha de suspensiones, clausuras o multas que deben pagar los negocios. Por último, la otra agencia que cubre también la parte de la integridad física es la Cofepris, que cuenta con amplias atribuciones en sectores industriales o de servicios que pueden implicar un riesgo a nuestra salud, como alimentos, bebidas, cosméticos, suplementos alimenticios, medicamentos, farmacias, hospitales, etc. Lo que resulta fundamental para tu negocio es que puedas trazar y planear el mejor camino para tu cumplimiento regulatorio y sea una fórmula para ser más competitivo. Esto significa identificar las diferentes obligaciones que tienes y encargarte de que tu negocio cumpla con las mismas. Adicionalmente, identifica aquellas regulaciones que son excesivas o den pauta a medidas arbitrarias, y denúncialas a la Cofemer para promover su mejora. Sin duda, los negocios deben cumplir las regulaciones, pero deben exigir que éstas no limiten desproporcionadamente la libertad empresarial, pues sólo así se podrá construir un camino en el que ésta converja con la protección al consumidor, mediante una cultura de legalidad y cumplimiento. De lo contrario, sólo estamos hablando de burocracia sin beneficio social.