Esta semana se conmemorará el 83 aniversario de la expropiación petrolera en México. La rememoración llega tras un año particularmente complicado para la industria petrolera en todo el mundo. El derrumbe de los precios y la destrucción de la demanda petrolera que presenciamos en 2020 han afectado las perspectivas de un negocio que tiene el reto de mantener su rentabilidad en momentos en que se avanza de manera acelerada hacia la descarbonización de las economías

Siguiendo con una nefasta tradición que data de sexenios pasados, se espera que el gobierno aproveche la conmemoración de la expropiación petrolera para anunciar el hallazgo de un nuevo yacimiento. Al respecto, ha trascendido que con la perforación del pozo exploratorio Dzimpona-1EXP, Petróleos Mexicanos (Pemex) habría descubierto un campo terrestre que, según el Acta de la Sexagésima Sexta Sesión Extraordinaria celebrada en 2019 por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), podría tener recursos prospectivos por 155 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (bpce). La información que circuló en días recientes habla de que el potencial del descubrimiento podría ascender a 600 millones bpce.

El nuevo yacimiento, ubicado hacia el noreste de Villahermosa, Tabasco, y en el que la empresa habría invertido poco más de 800 millones de pesos en su exploración, tendría algunas interesantes particularidades. La primera de ellas es que contendría aceite ligero de 40 a 45 grados API. Otra es que se trataría de un yacimiento de alta presión y alta temperatura. La tercera es que estaría cerca de infraestructura ya existente, lo que permitiría incorporar producción en un tiempo más corto. 

El anuncio del descubrimiento llegará en un momento muy difícil para Pemex, no sólo en términos financieros sino también desde la óptica operativa. Se sabe, porque mucho se ha discutido al respecto, que la empresa tiene una maraña de problemas que se han venido acumulado con el paso del tiempo. Parte fundamental de que esto haya sucedido se debe a la compleja relación que existe entra la petrolera y el Estado mexicano. 

En esta relación, Pemex y el gobierno federal han priorizado la extracción de petróleo crudo a expensas de las reservas de hidrocarburos. Justificando sus decisiones en nombre de la renta petrolera, los responsables de tomar las decisiones en la empresa han sobreexplotado los recursos del subsuelo, ocasionando un desenlace dramático: entre 2001 y 2020 las reservas probadas de petróleo en México disminuyeron 75%, al pasar de 32 mil 614 millones bpce a 8 mil 61millones bpce. 

Tomando en cuenta la situación actual que vive Pemex, el anuncio de un nuevo descubrimiento deberá entenderse como un hecho positivo pero insuficiente. Positivo en tanto que permite ver que el apoyo del gobierno empieza a traducirse en tímidos resultados. Insuficiente si consideramos que las necesidades de la empresa están lejos de resolverse con este hallazgo. Se debe recordar, en este sentido, que el Plan de Negocios de Pemex contempla la necesidad de incorporar reservas por un monto de 1 mil 300 millones bpce al año para estar en condiciones de darle viabilidad al modelo de negocio de la empresa. 

Por eso, más allá de la estridencia que se genere por el anunció que la actual administración haga en el contexto del 83 aniversario de la expropiación petrolera, se debe insistir en que los problemas de Pemex se podrían solucionar – más rápido y de mejor manera – si el gobierno complementara la capacidad de ejecución de la empresa pública con la participación de los privados. De otra forma, cualquier acción que se emprenda terminará sirviendo para administrar, que no resolver, los interminables problemas de la petrolera. 

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