México crece poco… Según las cifras oficiales, la economía nacional habría caído -0.15% en el segundo trimestre del año (2T18), después de haber crecido 0.98% en el 1T18. En ambos casos, las cifras están distorsionadas por la metodología que usa el INEGI en su cálculo. Lo cierto es que México crece alrededor de 2.00% en términos anuales, lejos de la estimación oficial de 3.00% propuesta para 2018. Hace tres meses, cuando se dieron a conocer las cifras del PIB al 1T18, señalamos que estaban distorsionadas por el efecto Semana Santa, que este 2018 cayó en marzo y en 2017 en abril, lo que provoca que en el 1T18 haya más consumo y menos días hábiles, y este efecto se haya dado en el 2T17. El INEGI presenta cifras “originales”, donde no hace ninguna estimación adicional, y de forma independiente calcula las “desestacionalizadas”, donde estima qué hubiera pasado si los días hábiles hubieran sido los mismos en cada trimestre. En opinión del INEGI, las cifras desestacionalizadas reflejan mejor la realidad económica nacional, lo que no es cierto. De acuerdo con las cifras originales, en el 1T18 el crecimiento fue de -4.01% y en el 2T18 de 3.36%. En el primer trimestre del año este tipo de cifras normalmente es negativo porque se compara con lo sucedido en el cuarto trimestre, donde la entrega de aguinaldos y fiestas de fin de año incrementan el consumo, la demanda y, por ende, la producción de bienes y servicios. En términos anuales, es decir comparando lo sucedido en el 1T17 frente al 1T18, el alza fue de 1.37%, y en el 2T18, en términos anuales, fue de 2.61%, con clara distorsión por el efecto Semana Santa. En el caso de las cifras desestacionalizadas, en términos trimestrales, en el1T18 la economía habría crecido0.98% y en el 2T18 cayó -0.15%; mientras que en términos anuales las cifras serían 2.27 y 1.56%, respectivamente. En Tendencias consideramos que la mejor forma de revisar este tipo de cifras es eliminando el efecto Semana Santa, lo que se logra midiendo la economía nacional, no por trimestres, sino por semestres, y así se obtiene el promedio semestral. Usando las cifras del Anuario Económico y Financiero, obtuvimos la gráfica que, en exclusiva, presentamos sobre lo ocurrido en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Ahí se observa que la economía no crece de forma pujante, como decía el INEGI en el 1T18, ni tampoco cayó en 2T18, sino que realmente crece alrededor de 2.00% al cierre del primer semestre del año. El repunte que observamos en la economía se debe principalmente al incremento del consumo, que se ha visto favorecido por la desaceleración de la inflación, que pasó de estar por encima de 6.50% a finales del 2017, a 4.80% en el momento actual, así como al incremento en las remesas que llegan a nuestro país provenientes de EU, y al alza en las exportaciones no petroleras, que siguen generando empleos bien pagados, además de la formalización de casi 700,000 nuevos empleos registrados ante el IMSS. Otra conclusión que podemos observar a menos de 100 días de que concluya el actual sexenio, es lo sucedido durante el mismo. El incremento a los impuestos en dos ocasiones mermó la capacidad de compra de los mexicanos, y cuando el consumo se estaba recuperando en 2014, vino la caída en el precio del petróleo a nivel mundial, que lo llevó de 120 dólares, a 30 dólares por barril. México sólo pudo aguantar 2015 con un nivel de gasto similar al de años anteriores. Posteriormente debió ajustarse y ello provocó el declive que se profundizó con el “gasolinazo”, que finalmente le dio el respiro en términos de ingresos tributarios que necesitaba el gobierno para reducir sus elevados niveles de deuda pública. Si el precio del petróleo no hubiera caído en 2014 y se hubiera mantenido por encima de 100 dólares por barril, hoy el nivel de deuda pública con relación al PIB estaría por debajo de 45% y no 48%, y el crecimiento de la segunda mitad del sexenio estaría entre 4.00 y 5.00% anual, y no cerca de 2.00% como hoy está. Una vez más México confió en los altos precios del petróleo para sostener sus finanzas públicas, y una vez más, por 12 años, los excedentes petroleros le permitieron a Vicente Fox y a Felipe Calderón llevar a cabo diversas obras de infraestructura e incrementar el gasto social a través del Seguro Popular, al grado de que aún con los bajos precios actuales del petróleo, y como hemos demostrado en ediciones anteriores de Tendencias, el 33% de los ingresos públicos dependen del petróleo. Lo peor, es que López Obrador, en lugar de buscar nuevas fuentes de financiamiento, insiste en usar al petróleo como “palanca del desarrollo”, a pesar de los incesantes avances tecnológicos a nivel mundial, que hacen suponer que estamos viendo el principio del fin de la era del petróleo como principal fuente de energía. A futuro Cuando revisamos las cifras al interior del PIB, observamos que el sector industrial sigue estancado, producto de la incertidumbre ante las negociaciones del TLCAN 2.0, que impide que lleguen nuevas inversiones productivas. Otro factor negativo es la constante caída en la plataforma de extracción de crudo de Pemex, que ha sido compensada con mayores precios internacionales del oro negro. La mala noticia es que López Obrador ha decidido cancelar las subastas de campos petroleros, e insiste en que Pemex perfore nuevos yacimientos, lo que parece una tarea titánica e imposible de que en el corto plazo, con una reducida inversión de recursos, la plataforma nacional de producción de crudo aumente de forma significativa. A lo mucho, podrá detener su caída, y eso siendo optimistas. En cuanto a la industria se refiere, si se logra la firma del TLCAN 2.0 en agosto, ello podría impulsarla inversión al conocerse las nuevasreglas, pero sólo queda esta semana para que se llegue a un acuerdo de principio, o será hasta el 2019 cuando el equipo de López Obrador reinicie las negociaciones. Las elevadas tasas de interés han encarecido los créditos y, en consecuencia, como quería Banxico, ha bajado la compra de bienes duraderos, como casas y autos, y se ha desacelerado la entrega de créditos por parte de la Banca que opera en México, situación que no debiera modificarse en lo que resta del año, porque Banxico no bajará su tasa de referencia, sino que podría subirla de 7.75% actual a 8.00% al incrementar su tasa la FED en septiembre y diciembre de este año. La buena noticia es que esperamos se mantenga la creación de empleos registrados ante el IMSS al ritmo actual o un poco menos, pero por encima de los 650,000 registrados en el 2018, lo que se convertirá, junto con la fortaleza de la economía estadounidense y su demanda de productos mexicanos, en los pilares de la economía nacional en el segundo semestre del año. Las buenas cifras agropecuarias, si bien se encuentran en máximos históricos y México finalmente es superavitario en el sector agrícola, son muy pequeñas como para que su crecimiento tenga algún impacto significativo en el resto de la economía.