Un gol de Lionel Messi superada la hora de partido, con un zurdazo colocado desde fuera del área, lideró la primera victoria en el Mundial 2022 de Argentina, que se impuso a México en la segunda jornada del grupo C del torneo por 2-0, con el segundo tanto al borde del final de Enzo Fernández.
Ambas selecciones dependen de sí mismas en la última cita para lograr la clasificación frente a Polonia y Arabia Saudí, respectivamente.

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Salió México al terreno de juego en Lusail con la intención de esperar atrás y jugar con los nervios de su adversaria, Argentina, pero el desgaste de correr detrás del balón y la concentración necesaria para no cometer errores acabó pasándoles factura y encajó dos goles en dos acciones provocadas por fallos individuales.
Primero Héctor Herrera, dejando recibir solo a Leo Messi en la frontal, y más tarde Erik Gutiérrez siendo tibio al entrar frente a Enzo Fernández, fueron los señalados en los tantos.
Guillermo “Memo” Ochoa, el héroe tras parar el penalti a Lewandowski, nada pudo hacer ante el disparo de Leo Messi desde la frontal. Tampoco para detener el de Enzo Fernández que fue la sentencia.
Más allá de esto, no tuvo gran trabajo quitando alguna salida acertada para dejar en nada los saques de esquina de la albiceleste.
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México jugó a que en el campo ocurrieran pocas cosas. Lo menos posible. Tomó como un mal menor un punto. Un empate le dejaba con vida después de evitar la derrota contra Polonia y con Arabia como siguiente rival. Puntuar contra la albiceleste le mantendría en el camino de lograr los octavos de final por octava vez seguida.
Y durante mucho tiempo se jugó a lo que quiso México. No pasó nada en la primera mitad. No hubo lanzamientos a portería. Los intentos de Argentina, precipitada, se ahogaban en el área o en su frontera.
Leo Messi, excesivamente retrasado para poder participar del juego, apenas tenía influencia. Mientras, México se vio incapaz, sin recursos para poner en aprietos a Emiliano Martínez.
Aún así, fue el equipo de Martino el único que lanzó a portería antes del descanso en un tiro libre inocente, vistoso, en el que se lució el portero argentino del que no había habido noticias en todo el partido.
Solo una genialidad, un momento puntual, una aparición de Messi podía dar un giro a la cita. En un partido plano que se había empezado a desnivelar a la vuelta de vestuarios, el capitán asumió la responsabilidad. Avisó primero en un balón parado, en la media luna, tras sufrir una falta de Erik Gutiérrez. Pero en la siguiente que tuvo no perdonó.
Le vio Ángel Di María desde la derecha. Solo, en la frontal, Messi recibió la pelota y con un tiro raso, con la izquierda, pegado al palo, batió a Guillermo Ochoa.
GC