El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la guerra comercial provocará una desaceleración económica para algunos países; sin embargo, no considera que caerán en recesión por la política comercial (aranceles) de Estados Unidos.
Al respecto, la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, apuntó que las próximas previsiones que hagan sobre el PIB global y por naciones “incluirán reducciones notables, pero no recesión”.
Lo anterior, bajo el contexto de alta volatilidad de mercados financieros y de la “descomunal” incertidumbre que provoca la política comercial estadounidense y la respuesta de los países afectados.
En un discurso previo a las reuniones de primavera del FMI y el Grupo del Banco Mundial (BM), la economista apuntó que esta nueva prueba a la reconfiguración del sistema comercial mundial, proyecta la necesidad de las naciones de anteponer su autosuficiencia, especialmente en sectores industriales y manufactureros.
Asimismo, resalta la urgencia de aplicar respuestas rápidas, pues “cuanto más persista la incertidumbre respecto al impacto de las medidas arancelarias, mayor será el costo para las economías”.
Georgieva mencionó que uno de los mayores costos es el retraso en las decisiones que atañen, por ejemplo, a la inversión.
Por otro lado, advirtió que el proteccionismo también erosiona la productividad al largo plazo, especialmente en las economías más pequeñas.
Igualmente, puede provocar que los “mercados acaben inundados con bienes procedentes de flujos comerciales desviados a causa de las tiranteces entre potencias, como se teme que pueda suceder con las importaciones chinas”.
“Las economías afrontan los nuevos desafíos desde una posición inicial más débil, con una carga de deuda pública mucho mayor que la de hace tan solo unos años”, añadió.
En ese sentido, dijo que la mayoría de los países deberían “tomar medidas fiscales decisivas para reconstruir su margen de maniobra”, y para pasivos “insostenibles sería recomendable en algunos casos el tomar la difícil decisión de optar por una reestructuración de deuda”.
Finalmente, aconsejó que las economías emergentes preserven la flexibilidad de los tipos de cambio a modo de amortiguador” y, en general, consideró que los estados “deberían volver a centrarse en los desequilibrios macroeconómicos internos y externos”.
(Con información de EFE)
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