El estado de Coahuila vive momentos de incertidumbre por el futuro de la planta armadora de General Motors (GM) en la entidad, ante el hecho de que ha cerrado un turno de producción y ha despedido a 850 trabajadores.

La empresa automotriz tomó esta decisión en un momento en el que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insiste en sus advertencias de querer imponer aranceles de 25% a las importaciones de bienes fabricados en México y Canadá, un anuncio que pudiera darse a conocer este 1 de febrero.

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Manolo Jiménez Salinas, gobernador de Coahuila, llamó a la calma a la población y confío en que el gobierno de Estados Unidos tomará las mejores decisiones en aras de fortalecer a sus empresas, lo que incluye las unidades productivas ubicadas en el extranjero.

“Yo pienso que no hay que alarmarse, lo que está sucediendo en este momento es parte del reacomodo del nuevo gobierno” de Estados Unidos, dijo el mandatario estatal.

Apenas el martes de esta semana, Mary Barra, directora general de GM a nivel global, comentó que la empresa consideraba mover parte de su producción de camionetas de las fábricas de México y Canadá a sus fábricas de Estados Unidos, para evitar el encarecimiento de sus automóviles por los aranceles.

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Asimismo, Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Economía, descartó la probabilidad de que GM o alguna otra empresa norteamericana decida suspender sus operaciones en nuestro país y cerrar sus unidades productivas.

Nadie se va a ir de México, porque las plantas más productivas las tienen aquí”, aseguró el miércoles el funcionario federal.

Pero a pesar de los mensajes para infundir tranquilidad y confianza, los trabajadores y los sindicatos se encuentran preocupados, porque temen que GM cierre la planta de Ramos Arizpe, la misma que desde 2023 produce el vehículo eléctrico Chevrolet Balzer EV, en su mayoría para exportación.

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Jesús Berino Granados, secretario general adjunto de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en Coahuila, dijo a la prensa local que GM canceló un turno de trabajo, lo que implicó el despido de 850 empleados. Pero reconoció que si la empresa lo considera necesario, podrá cancelar otro turno más y solo quedarse con un turno de producción.

Los trabajadores desincorporados fueron indemnizados conforme a la ley.

El dirigente sindical hizo ver que el impacto económico de la menor producción de vehículos en la plata de Ramos Arizpe no solo se limita a ese complejo, sino que sus efectos se pueden extender a los proveedores de partes y componentes asentados en Coahuila y que dependen de GM.

GC