El pasado 2 de abril, llamado “Día de la Liberación de Estados Unidos”, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para anunciar aranceles recíprocos, generando con ello una fuerte volatilidad en los mercados e incertidumbre en las relaciones comerciales y la inversión. Días después, Trump anunció una pausa de 90 días en la aplicación de aranceles para más de 75 países que han mostrado disposición a negociar temas comerciales. Durante este periodo, se aplicará un arancel reducido del 10%. Sin embargo, por ahora China queda excluida de eta medida. Los aranceles a las importaciones chinas se incrementarán al 125% debido a que Trump describe como una “falta de respeto” por parte de Pekín hacia los mercados globales.
Con la excusa de reducir el déficit comercial, lo que en realidad busca EUA es dar un golpe en la mesa con tintes políticos para controlar la tecnología de última generación frente a China su principal competidor, de paso, disminuir su déficit fiscal al fortalecer su moneda y al mismo tiempo reafirmar su liderazgo. Sin embargo, los efectos podrían ser contrarios, con los nuevos aranceles iniciaría una era proteccionista que erosiona la competitividad y el liderazgo de EUA, al tiempo que incentiva la creación de bloques económicos y comerciales en contra de EUA, como lo dejó ver en un inicio Japón y Corea del Sur, aliados de EUA en Asia, al evaluar unirse con China para responder, mientras que Canadá analizó sumarse a la UE, en caso de no llegar a acuerdos. Lo anterior no ocurrió pero se prendieron las alertas.
Los mercados accionarios resintieron los efectos y presentaron caídas importantes a niveles de la pandemia, desde sus máximos el S&P’s, el Nasdaq y el Dow Jones cayeron 17%, 23% y 15% respectivamente, al tiempo que el VIX (índice de volatalidad) alcanzó niveles de 52%, similar a la observada durante la pandemia. Las tasas de interés de mediano y largo plazo también presentaron caídas importantes.
Los aranceles que Trump pretende, o pretendía imponer, generaría presión al alza sobre los precios y limitaría a la Reserva Federal a seguir recortando la tasa de interés. La incertidumbre genera cautela entre los consumidores, frena las inversiones y el crecimiento económico. Así, los aranceles de Trump tienen el potencial de llevar a EUA y al mundo a una estanflación. Diversos analistas han revisado a la baja sus proyecciones de crecimiento para la economía global y elevan la probabilidad de recesión en EUA a más del 50% ante el riesgo de una escalada arancelaria.
El exsecretario del Tesoro Larry Summers ha llegado a sugerir que estos aranceles podrían causar una pérdida económica de hasta 30 billones de dólares. Señaló que “la política es totalmente errónea”, y la compara con una crisis petrolera mundial pero autoinfligida. Los aranceles actúan como un impuesto sobre todos los insumos importados, lo que eleva los costos de producción, reduce la inversión y fractura las cadenas de suministro. Lo anterior conduce a una trampa estanflacionaria. Además, aumentan los riesgos de impagos soberanos, aumenta la fuga de capitales y genera inestabilidad política en países emergentes. Lo riesgoso no es sólo la política en sí, sino los efectos en cadena que podría desencadenar un ciclo de inflación elevada, endurecimiento monetario, caída de la inversión y empleo, contracción del consumo y recesión. Todo esto autoinfligido.
Por su parte, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (FED) señaló que “el aumento de los aranceles se extenderá a la economía y es probable que eleve la inflación en los próximos trimestres”.
Trump ha comentado estar abierto a negociar los aranceles impuestos, por lo que el mercado especula que suavizará su postura proteccionista. De acuerdo con funcionarios de la Casa Blanca, Trump no ha descartado extensiones o aplazamientos de la entrada en vigor de los aranceles recíprocos. Hasta ahora más de 70 países se han puesto en contacto con la administración de Trump para buscar negociaciones. Por otra parte, Trump amenazó con imponer a China un arancel adicional del 50% si el gobierno de ese país no se retractaba del arancel del 34% a los productos estadounidenses. De acuerdo con el Ministerio de Comercio, el gobierno de China, luchará hasta el final si EUA insiste en imponer nuevos aranceles, lo que aumenta los riesgos de una guerra comercial más agresiva. Cabe destacar que desde que Trump regresó a la Casa Blanca, los aranceles a China han subido 54% y con el adicional anunciado recientemente acumularán 104% de incremento.
En México, los indicadores muestran signos de una recesión. En la encuesta de Banxico, la mediana de los pronósticos espera que el PIB crezca sólo 0.5% en 2025, pero a pesar de que nuestro país, junto con Canadá, salieron mejor librados en cuanto a aranceles respecto al resto del mundo, el impacto de los aranceles externos se dejará sentir en nuestra economía. Los bienes que cumplan con el TMEC seguirán teniendo un arancel del 0%, los que no cumplan tendrán un arancel del 35% y la energía del 10%.
Adicionalmente, la permanencia de la incertidumbre de los aranceles de Trump, los efectos de cualquier posición arancelaria desfavorable y el cierre del spread entre las tasas de referencia entre México y EUA se compensarán con la depreciación de la moneda. Así que más allá de la volatilidad observada en días recientes es probable observar un escenario de depreciación del peso en los siguientes meses.
Para contrarrestar lo anterior, los mercados esperan ahora ver los recortes fiscales anunciados por Trump como “los más grandes de la historia”, la desregulación al sistema financiero y al energético, así como otros programas que ayuden al crecimiento económico de EUA.
Por Carlos Alberto González Tabares
Director de Análisis Económico Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex
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