En los próximos meses, probablemente hacia finales de año, comenzarán las renegociaciones al TMEC, así lo ha comentado el presidente Trump, quien adicionalmente ha advertido que México y Canadá no han cumplido con los términos del acuerdo y que el tratado vigente desde el 2020 ha sido hasta ahora un tratado “sólo de transición” que necesita ajustes importantes antes de la revisión obligatoria del 2026. La incertidumbre sobre el futuro del TMEC ha frenado las nuevas inversiones, anticipando una renegociación agresiva por parte de EUA.

La renegociación del Tratado entre México, EUA y Canadá, sin duda tendrá impactos significativos en la dinámica comercial, obviamente entre las empresas de los tres países, pero particularmente en las empresas mexicanas, tanto en el corto como en el mediano plazo.

En primer lugar, la incertidumbre en el entorno comercial y la falta de claridad resultado de las declaraciones del mandatario norteamericano, han frenado las decisiones de inversión en nuestro país, especialmente en sectores claves como la manufactura, automotriz o la agroindustria. Las empresas exportadoras podrían estar retrasando sus planes de expansión ante el riesgo de nuevos aranceles o cambios en las reglas de origen. Así pues, si EUA endurece las reglas de contenido regional, las empresas mexicanas relacionadas al sector automotriz tendrán que usar más insumos de origen estadounidense o canadiense, lo que afectaría su competitividad al enfrentar mayores costos para cumplir con los nuevos requisitos. Al mismo tiempo, parte de dichos costos serán trasladados al consumidor final, lo que eventualmente tendrá un impacto en las ventas totales y en las utilidades de las empresas.

Por otra parte, existe cierto temor respecto a la imposición de estándares más estrictos en temas laborales o ambientales, lo que implicaría también mayores costos por temas de cumplimiento para las empresas mexicanas, por ejemplo, en términos de auditorías laborales o exigencias de transparencia. La renegociación del Tratado afectará también los flujos comerciales, de tiempo y logísticos, obligando a las empresas a rediseñar sus cadenas de suministro. En este sentido, empresas mexicanas que dependen de insumos importados desde EUA, podrían enfrentar demoras o mayores costos si se imponen nuevas barreras.

Ahora bien, también es cierto que en esta coyuntura se abren grandes oportunidades. En el pasado, justamente a partir de que el presidente Trump en su mandato anterior declara la guerra comercial con China, comienza a intensificarse el “nearshoring”, esta estrategia comercial que consiste en trasladar la producción a países cercanos al mercado objetivo, en este caso con EUA, siendo México uno de los países aparentemente más beneficiados por su cercanía geográfica, así como por la reducción de tiempos y costos logísticos.

Si bien es cierto que las grandes inversiones quedaron pendientes, la realidad es que México sigue luciendo como uno de los países más atractivos para llegar al mercado norteamericano, y más aún si logra negociar condiciones favorables. Sectores como el manufacturero y componentes electrónicos, el sector energético, la agroindustria, el sector farmacéutico y dispositivos médicos, servicios digitales, entre otros, podrían verse muy favorecidos.

El reto para nuestro país será redefinir su estrategia comercial con China, pues una de las grandes preocupaciones de Trump es eliminar o reducir la integración de productos chinos en la cadena de producción, a través de México, para evitar los aranceles. No hay duda, México debe priorizar mantener el acceso preferencial al mercado norteamericano, ahí se dirigen más del 80% de nuestras exportaciones.

La ventaja geográfica, la mano de obra calificada y el acceso al mercado norteamericano, se pondrá en el balance con la incertidumbre jurídica, la necesidad de mayor seguridad y competitividad en el plano energético, sin embargo, con un acuerdo comercial moderno que de certidumbre y claridad a la inversión de largo plazo, podría impulsar el “nearshoring versión 2.0” y esperemos que en esta ocasión sea lo suficientemente robusto para materializar las inversiones tan esperadas en nuestro país que ayude a impulsar el crecimiento.

Por Carlos Alberto González Tabares

Director de Análisis Económico Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex

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