Nadie, sin caer en la mezquindad, puede recriminar al Presidente López Obrador y a su equipo cercano la intención de combatir frontalmente y acabar con el robo de combustible en el territorio nacional. Sin embargo, al igual que con el Presidente Calderón y su intención de combatir de frente el problema del narcotráfico, el problema está siendo la ejecución. En aquel lejano 2006, el Presidente Calderón planeó todo lo necesario para imponer el orden y la Ley en algunos territorios de la entidad Michoacana rebasada en ese momento por el poder de corrupción del narcotráfico. Con lo que no contó el entonces Presidente en funciones fue con que el problema estaba muy arraigado en la sociedad y, por ello, en los tres niveles de gobierno haciendo poco menos que imposible su solución por la vía armada. Parece que hoy, 18 años después, el nuevo titular del poder ejecutivo federal no aprendió la lección. El cerrar los ductos por donde se distribuye el combustible esperando con eso contener el problema, es una medida que está resultando muy costosa en términos sociales. Si bien algo tenía que hacerse para detener el robo de 14 mil millones de litros de combustible desde 2009, que se traduce tan sólo en 2017 que Petróleos Mexicanos dejó de ganar 30 mil millones de pesos; la falla está en que a nivel administrativo no se está haciendo nada, al menos que se sepa públicamente. Lo que ha faltado en la estrategia ejecutada es una mejor comunicación de lo que el plan de ataque está realizando y el cómo se pretende llegar a lo más importante, que es, castigar a los culpables para que no se repita esta conducta. Esto porque es un secreto a voces que personal de la empresa productiva del estado está involucrada en el lucrativo delito. Por ejemplo ¿Acaso el personal de PEMEX logística es no culpable de no denunciar cuando detectan una baja en la presión de los ductos para que se investigue la causa? El problema generado por la falta de combustible en algunas entidades del país puede escalar a niveles insospechados de no controlarse pronto pues los mexicanos no entienden por qué existe la falta de combustible. En numerosas ocasiones como opositor, el Presidente López Obrador dijo que el país estaba en llamas, casi a punto del estallido social por culpa de las malas decisiones del gobierno. Ahora es su momento para hacer las cosas distintas. Una opción puede ser realmente investigar y castigar a quienes, desde dentro del gobierno, son cómplices del mayor atraco a la nación en los últimos tiempos. Deseo realmente que, en los próximos días, en su conferencia mañanera, el Presidente anuncie que se detuvo a los grandes “capos” del Huachicoleo y a los funcionarios que resulten culpables, se les destituya y procese legalmente. Esto sí sería barrer la corrupción desde arriba. De lo contrario, y muy a su pesar, el Presidente López Obrador tendrá como destino lo mismo que tuvo la estrategia del Presidente Calderón, la cual convirtió a algunos estados de la república en verdaderos campos de batalla. Ir contra el huachicoleo es una decisión responsable y esta palabra es la clave, pues el Presidente López Obrador será responsable de las consecuencias de la estrategia puesta en marcha. Ojalá que no resulté que sólo le echaron gasolina al fuego, porque hay poca…