El presidente Andrés Manuel López Obrador descartó que su gobierno tenga considerado investigar y sancionar el robo de información sensible de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), a manos de un grupo internacional de hackers, conocido como “Guacamaya”.
En una gira de trabajo este fin de semana, en el estado de Oaxaca, el mandatario fue abordado por la prensa y, entre otros temas, fue interrogado sobre la violación a los sistemas informáticos de la Sedena, que permitieron la liberación de datos como el estado de salud del mismo López Obrador y el reporte militar sobre la caída de un helicóptero de las fuerzas armadas, que participó el 15 de julio pasado, en la detención del narcotraficante Rafael Caro Quintero, y que se atribuyó a la falta de combustible.
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Los reporteros le preguntaron a López Obrador si su gobierno hará una investigación sobre el robo de información y si realizará un deslinde de responsabilidades, pero el mandatario lo negó.
“No, yo soy partidario que no, la gente sanciona y no le gustan esas cosas”, contestó López Obrador.
El periodista Carlos Loret de Mola comenzó a difundir desde el jueves de la semana pasada una serie de informaciones de documentos oficiales de la Sedena, varios de ellos confidenciales, que fueron sustraídos vía informática y sin autorización por el grupo “Guacayama”.
Al día siguiente, el viernes, el mismo López Obrador confirmó la existencia del “hackeo” de información y también confirmó los contenidos que comenzaron a difundirse, al reconocer que él está enfermo de hipertensión, de ácido úrico alto y de hipotiroidismo y que, en enero pasado, tuvo que ser trasladado en una aeronave e internado de emergencia en el Hospital Militar, ante una amenaza de infarto.
En su momento, Presidencia de la República solo dio a conocer que el mandatario se iba a realizar una evaluación médica “de rutina” y que se había sometido a un cateterismo cardiaco programado.
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También se liberó información sobre la fallida operación para aprehender a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera “el Chapo”, en octubre de 2019.
Según los documentos de la Sedena que fueron sustraídos, las fuerzas armadas le pidieron a Ovidio Guzmán que saliera del inmueble donde se ocultaba, a lo que accedió, y que también se comunicara con sus hermanos y los invitara a que se rindieran y que dejaran de atacar a los militares que participaban en la operación.
Sin embargo, uno de sus hermanos, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, se negó a aceptar la solicitud y realizó amenazas en contra de los militares y sus familias. Unas horas después, llegó la orden de Presidencia de la República para que liberaran a Ovidio Guzmán, en aras de evitar más violencia.
GC
