Aunque los indicadores manufacturero y no manufacturero del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) mostraron un avance mensual en mayo, proyectan que la economía mexicana sigue estancada.

Sus datos más recientes apuntan que el indicador manufacturero se ubicó en 47.4 puntos, lo que representa una mejora de 1.9 unidades con relación a abril, en tanto que el no manufacturero alcanzó los 49.4 puntos, 0.3 unidades más que el mes previo.

“A pesar de que ambos indicadores mostraron avances respecto a abril, sus niveles permanecen por debajo del umbral de expansión.

La mejora, en ambos casos, es insuficiente para revertir el mensaje predominante: la actividad económica continúa en contracción, aunque a un ritmo menos severo”, mencionó el IMEF en su reporte del quinto mes.

Según el Instituto, las cifras también confirman la “fragilidad de la economía mexicana al inicio del segundo trimestre del año”, lo que va en línea con una “trayectoria de crecimiento débil y sin impulso sostenido”.

De acuerdo con los datos revisados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la economía mexicana creció 0.20% en el primer trimestre del año respecto al trimestre previo, con lo que evitó una recesión. Previamente, el órgano autónomo calculó un avance del producto interno bruto (PIB) de 0.16 por ciento.

Por componente, con series ajustadas por estacionalidad, las actividades primarias (agropecuarias) crecieron 7.84%, luego de que disminuyeron en 5.41% en el último trimestre de 2024.

En tanto, las actividades secundarias (industrias de la minería, manufacturas, construcción y electricidad) se contrajeron 0.13%, hilando dos trimestres consecutivos en negativo.

Igualmente, las actividades terciarias (comercio y servicios) reportaron una caída trimestral de 0.08 por ciento.

A tasa anual, la economía reportó un dinamismo de apenas 0.57% (con cifras desestacionalizadas) en términos reales, ubicándose por debajo de la estimación oportuna de 0.61 por ciento.

Por actividades, las terciarias ascendieron 1.1% y las primarias lo hicieron en 6.7 por ciento. No obstante, las secundarias se redujeron en 1.3% en términos reales.

Este resultado refleja una economía con bajo dinamismo y fuertes disparidades entre sectores”, apuntó el IMEF, el cual hizo hincapié en que se observó una “debilidad generalizada en la demanda interna y en los motores tradicionales de la actividad económica”.

En su reporte, añadió que la tendencia de desaceleración se confirmó con el dato del Indicador Global de la Actividad Económica de marzo, el cual mostró una contracción mensual en marzo de 0.36%, su primera caída en lo que va del año y la mayor desde diciembre pasado.

Además, los datos más recientes sobre la inflación apuntan a una interrupción en la tendencia descendente observada en meses previos.

El entorno de incertidumbre se mantiene como una constante. Aunque parecería haber un posible desescalamiento en las tensiones comerciales, la falta de claridad continúa afectando las perspectivas de inversión en el corto plazo.

“Esta incertidumbre no solo limita la toma de decisiones en el ámbito productivo, sino que también refuerza la cautela entre consumidores y empresas, en un contexto donde los motores internos de crecimiento comienzan a mostrar señales de desgaste”, resaltó el IMEF.

Hacia adelante, añadió, “el panorama permanece condicionado por la evolución del entorno externo y la persistencia de factores de riesgo que podrían seguir mermando la confianza y la inversión”.

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